Estela Rubio (Albacete, 1986), capitana en excedencia, y Paula Justel (Madrid, 1992), capitana suplente, nos atienden en los vestuarios del Polideportivo Carlos Sastre. Después de una dura jornada en sus respectivos trabajos, ambas cuelgan los abrigos para enfundarse el chándal del Club Baloncesto Leganés. Estela, embarazada, se sienta en el banquillo; Paula, a su lado.
Es la quinta jornada de liga y os mantenéis segundas en la tabla con 9 puntos, ¿este año volvéis a luchar por la fase de ascenso?
Paula Justel: Sí. Es nuestro objetivo. Luchamos para estar cada año allí y espero que sí porque hemos dado un gran paso en el equipo respecto al año pasado. Hemos hecho dos fichajes, María Espín y Christina Marinacci, que nos están ayudando mucho en defensa y en ataque. Pero ha sido un plus más en anotación. Pero hay que trabajar mucho.
Estela Rubio: Ir partido a partido, entrenamiento tras entrenamiento. Trabajando. Pero a nosotras no nos gusta hablar de lo que va a pasar. Vamos partido a partido y se verá.
Este sábado os enfrentáis al Picken Claret en el Pabellón Europa a las 17h, ¿cómo enfrentáis este partido?
P.J.: Hemos trabajado esta semana en su juego y lo llevamos bastante preparado para enfrentarlas. Es un partido más y tenemos que hacerlo porque jugamos en casa y esos puntos no los podemos perder. Queremos seguir con la racha y estamos muy motivadas.
En tu caso, Estela, debido al embarazo sigues los partidos desde el banquillo, ¿cómo es este cambio?
E.R.: En mi caso, con lo nerviosa que soy, estoy bastante tranquila. Esta situación me está haciendo ver el partido desde otro punto de vista, lo que me hace crecer como jugadora y a ayudar a mis compañeras. Al verlo desde fuera les estoy ayudando, dando mucha tranquilidad, más de lo que yo esperaba [risas]. Sobre todo ayudar y tranquilizar a las jugadoras que es mi función como capitana.
¿Se puede decir que estás potenciando tu parte como entrenadora?
E.R.: Sí, se puede decir. Soy capaz de leer el partido. Veo cosas que antes me decían pero como tienes la tensión del partido no ves. Me está ayudando a tranquilizarme, a ver que cuando vuelva, en un futuro próximo, sé cuándo tenemos que parar el juego, que acelerarlo… Es muy positivo para mi. Difícil, muy difícil, pero muy positivo.
P.J.: Realmente nos está ayudando mucho. Como dice ella, cuando ella nos da un consejo en medio del partido y nosotras estamos en ese momento de tensión, escuchas más porque ella está fuera y confías en lo que ve.
¿Qué tal, Paula, en tu nuevo rol de capitana suplente?
P.J.: Capitana en funciones, como dicen [risas]. Muy bien. Aprendiendo de Estela porque lo de capitana me ha venido de nuevas y estoy intentando comprender a cada jugadora, intentando ayudarlas dentro y fuera de la cancha. Intento que este sea mi rol principal.
Ser jugadora profesional de baloncesto no es fácil, ¿cómo fue vuestro salto a las ligas profesionales?
E.R.: En mi caso fue tarde. Fue con 25 años, tengo ahora 30… Yo estaba en el Cava, en Albacete, y me propusieron irme a Reus (Tarragona). Allí fue cuando decidí que era el momento. Hasta entonces estaba compaginando con otras cosas y mi tiempo de ocio lo dedicaba al baloncesto; y decidí dar el salto. Para mí, fue el momento adecuado. Hay gente que me dice que lo dí tarde pero no, todo lo que he hecho en mi vida ha sido pensando que era lo correcto.
P.J.: Yo por suerte crecí en un club bastante importante, que es el Rivas, y desde pequeña me encaminaron a llegar a ser una jugadora de SuperLiga 2 y Liga Femenina. Di el salto de Junior a Nacional, estuve un año en el Liga 1 de Rivas y hace 5 años me vine a Leganés. Por suerte, pude empezar un poco antes pero aún a día de hoy sigo aprendiendo. Por mucho que sea Liga 2, creo que el salto lo estoy dando ahora, en la madurez de juego. Y espero seguir creciendo aquí en Leganés, y en Liga 1 [risas].
A pesar de este salto a una liga profesional, ¿os veis obligadas a compatibilizar el deporte con otro trabajo?
P.J.: A día de hoy solo algunas jugadoras de Liga 1, las más punteras, se pueden permitir vivir del baloncesto. El resto tenemos que intentar solapar trabajo, entrenamientos y estudios. Si no sería imposible vivir.
E.R.: Y más para las que estamos fuera de casa. En mi caso, desde que entré en la universidad mis padres dejaron de mantenerme, por así decirlo, y te tienes que buscar la vida. Yo tengo mi contrato de 40 horas y luego mi baloncesto. Entras a trabajar a las 9, sales a las 18 y luego tienes tres horas de entrenamiento. Llegas a casa, si has salido a las 8 de la mañana, a las once y media de la noche. En la mayoría de casos, es así su vida diaria.
P.J.: A lo mejor las americanas que son fichadas para subir la calidad del equipo, suelen vivir por y para el baloncesto. Son las únicas, las extranjeras. Marta Pérez, por ejemplo, estudia Medicina, idiomas, y juega; María Espín que por las mañanas está en su clínica como fisioterapeuta; María Villar que es entrenadora…. Todas trabajamos, estudiamos y jugamos.
Mentalmente, ¿cómo os preparáis para poder aguantar este nivel?
P.J.: Es complicado pero estamos acostumbradas. Yo me lo tomo como una forma de desconectar de todo el día.
E.R.: Desde pequeñas compaginamos siempre trabajo con algo que nos gusta. Es un esfuerzo pero hay que intentar que después de estar todo el día trabajando, llegas al baloncesto y te puedes «relajar». Aunque tienes que estar concentrada es lo que más te gusta y, en este caso, que amas este deporte porque llevas toda la vida practicándolo, no te supone nada a nivel mental. Hay veces que llegas más cansada, y el entrenador se da cuenta y baja un poco el entrenamiento, pero muy poco [risas].
P.J.: Nacho es un entrenador que empatiza mucho con nosotras porque él tampoco puede vivir de esto. Anteriormente, sí se dedicaba sólo al baloncesto pero ahora ha tenido que compaginar un trabajo con ser entrenador. Estamos metidos todos en esa rueda. Él dice mucho que si hemos tenido un día complicado, hagamos que los entrenos puedan mejorarlo.
¿Qué es lo que os aporta el baloncesto para hacer este esfuerzo?
¿Cuál ha sido vuestro momento más duro y el mejor dentro del baloncesto?
E.R.: Para mi el momento de disputar la final de la fase de ascenso en Lugo hace dos años, que lo tuvimos ahí… al alcance de la mano y perdimos por 1 punto. Fue uno de los momentos más amargos… y también el mejor porque no sabíamos que íbamos a llegar tan lejos. Un momento bueno porque estás llegando a la final para llegar a la Liga Femenina. Nadie esperaba nada de nosotras y llegamos. Que luego te llevas el chasco pero el mejor.
Lo mejor empezar el partido y el más duro terminarlo…
P.J.: Sí, bueno, lo mejor clasificarnos. Yo fue la primera vez que lloré, y suelo ser muy fría, pero acabé llorando al terminar el partido. Y el equipo rival mirándome preguntando ‘¿y esta por qué llorará si nos ha ganado?’ [risas]. Y yo lloraba de emoción porque se me pasaba por la cabeza todo lo que habíamos luchado por llegar hasta allí y al final… es que es un juego. Es un juego: una pelota que tienes que meterla en el aro e intentar que nos metan las menos canastas posibles.
E.R.: Pero buenos momentos hay tantos… tantos que podríamos contar. Ahora mismo por ejemplo estamos en uno de los mejores momentos que ha tenido el club en su historia.
P.J.: Sí, pero hay que tener calma. No somos máquinas, somos jugadores y un día puede flojear una, al día siguiente estar arriba, y es trabajo. Trabajo, confianza…
E.R.: … y humildad. No podemos creernos nada. Todo hay lucharlo.
Con este espíritu luchador, las chicas del Club Baloncesto Leganés disputarán este sábado su 5ª jornada de Liga 2 contra el club valenciano Picken Claret en el Pabellón Europa a las 17h. ¡Mucha suerte!
