Concha Gómez (AnimaT.Sur): «El teatro es terapéutico y pedagógico»

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Con más de 26 años en la profesión, Concha Gómez sigue enamorada del teatro. Una de las fundadoras de la asociación AnimaT.Sur, es profesora de interpretación teatral en Leganés, miembro de la Asociación de Autores de Teatro y directora en la compañía de Teatro Estable de Leganés. Hablamos con ella a pocas horas del estreno de la obra ganadora del XIII Certamen de Teatro Estable de Leganés, Hotel Florida: habitación nº10. Nos sentamos, y una amplia sonrisa se dibuja en su rostro al hablar de su gran pasión: el teatro.

La última edición del certamen de teatro breve ha tenido una gran acogida…

Concha Gómez: Sí, hemos recibido 183 obras de 14 países. Todas tienen que ser en habla hispana y nos ha sorprendido haber recibido obras de Francia ¡y una de China! Es verdad que tenemos mucha gente fuera en España y nos envían los obras desde allí.

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Este sábado se estrena la obra ganadora ‘Hotel Florida: habitación nº 10’ en el Teatro Rigoberta Menchú y también está habiendo un gran éxito de entradas.

C.G.: Cada vez está teniendo mayor acogida. Es verdad que cuando en un cartel pones que es una obra breve y una entrega de premios, el público se limita más porque está acostumbrado a obras de duración larga; pero lo que nos interesa es ir haciendo público, es decir, que cada vez haya más gente interesada. Lo importante es que ha tenido muy buena acogida entre gente que apenas leía teatro y ahora lee teatro, como la gente joven. Porque se está editando una serie de obras atractivas y cortas que animan a leerlo.

 

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El certamen lo organiza la Asociación de teatro AnimaT.Sur, ¿qué otras actividades realizáis?

C.G.: Como asociación llevamos ya 19 años trabajando. Primero empezamos haciéndolo en Madrid y luego nos trasladamos aquí porque era donde residíamos y donde también vimos que teníamos que hacer este tipo de trabajo. El nombre de la asociación es: Asociación para la Promoción Social de la Zona Sur, como es tan largo lo comprimimos [risas]. Nos dedicamos a promocionar. También creamos la Compañía de Teatro Estable de Leganés, un programa de radio de media hora… con ello promocionamos compañías, empresas, autores, escritores, actores de la zona sur.

En Leganés, y en otros municipios, aún no es habitual la programación de obras de teatro breve, ¿a qué cree que se debe?

C.G.: Es verdad que a lo mejor no atrae al público tanto una obra de media hora, como para la utilización de un espacio de los centros culturales y que compense. Pero sí hay cafeterías o pequeños lugares donde sí se han podido hacer obras cortas y de poca duración. Pero en cuanto al teatro amateur sí se potencia.

Nosotros tenemos mucha actividad. Es verdad que parece que luego la publicidad puede que no llegue porque nosotros hemos notado una diferencia muy grande con nuestra obra Las Cuñadas. Con ella, salimos en el mobiliario urbano y llenamos dos veces el Rigoberta Menchú, que estamos hablando de casi 300 butacas.

A parte de la extensión, ¿qué diferencia hay entre el teatro breve y el que estamos acostumbrados?

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cuñadasC.G.: El principal mérito que le veo es que uno tiene que contar la misma historia comprimida, por tanto tiene que saber respetar bien la relación entre el tiempo que dura la historia y el que va a transcurrir en la historia. Y eso es difícil, te obliga a hacer una labor más minuciosa.

En algunas de las obras programadas compaginas la actuación y dirección, ¿cómo es esta experiencia?

C.G.: [risas] Bueno, lo de actriz ha sido más casual que otra cosa. Sí que actué en La Tortuga de Darwin porque en ese momento llevaba 20 años dando clase, me animaron y finalmente me lancé. Y en esta última es una colaboración puntual porque la actriz que tenía el papel no podía hacerlo en este momento y la compañía consideró que yo era una buena sustituta porque la estaba dirigiendo.

¿Con qué te quedas?

C.G.: Yo me quedo con la dirección y la enseñanza. Está muy bien también verlo desde fuera y yo creo que la parte más importante de mi trabajo es ver cómo los actores van creciendo y cómo disfrutan encima de un escenario. Después de todo el trabajo, porque piense que hacer teatro es fácil es una gran equivocación, después de lo meticulosa que soy dirigiendo y ellos aguantándome [risas]… no hay nada mejor para el director que ver que todo sale bien, y además, la gente disfruta. Porque en el teatro, como en todo, la persona está primero, como en todo lo demás, pero no se puede olvidar un resultado bueno por respeto al público.

¿Cómo llegaste a la actuación?

C.G.: Pues…. con una historia larga y bastante zigzag. Yo comencé a estudiar actuación, hice mis primeros pinitos y me dí cuenta de que podía ir la cosa hacia adelante pero vi que ser actor en España requiere un temple personal y unos objetivo a nivel de vida personal que no compartía. Entonces, profesionalmente me dediqué a otra cosa completamente diferente, y llegado el momento vi que era el momento de dar un giro de 180 grados.

Después de tener a mi hija, hace 34 años, dejé mi trabajo para cuidar de ella y formarme en el teatro. Recordé lo que era actuar. En ese momento mi objetivo profesional principal cambió y todos mis profesores me decían que tenía un cierto ‘tic’ para dar clase y, además, vi que el teatro es terapéutico y pedagógico.

Además pude comprobar en mi misma y luego en los demás, que el teatro te da gran cantidad de herramientas para la vida diaria que casi ninguna otra disciplina te da. Y a través del teatro puedes conseguir ser tú mismo aunque sea en un espacio corto de tiempo, porque es verdad que en nuestra vida habitual estamos encajados en las reglas. Poder estar libre, jugando, jugando a ser otro es un sitio donde poder dar rienda suelta a lo que te ocurre. Cuando pude dar el salto profesional en compañía, me quedé con mi curso de teatro y con frases de mis alumnos como ‘hacía dos años que no me reía’.

La semana pasada se celebró en el Matadero de Madrid una lectura de teatro breve en la que participaron tus alumnos…

C.G.: Sí, la Asociación de Autores de Teatro convoca todos los años un salón del libro teatral con la idea de promocionar a los autores que escriben hoy en día. Porque no todo se acaba en Buero Vallejo…. En ese salón hay distintas actividades como encuentros con autores, con productores, venta de libros o lecturas dramatizada. En ese contexto los alumnos de AnimaT.Sur ha leído dos obras de teatro breve del volumen ‘El tamaño no importa‘, editado por la Asociación de Autores. Una escritura enfocada a temas que le interesan.

El objetivo no es que se deje de leer teatro clásico, claro que no, pero sí que se dé a conocer que hay todo un abanico de nuevas dramaturgias que están surgiendo y que también son muy interesantes. Además, un autor uruguayo que ha participado en el salón me comentaba que desde fuera se ve que hay una Edad de Plata de la dramaturgia en España, pero eso la historia dirá. Sí es verdad que hay ahora muchísimos autores, autores jóvenes y consolidados que están estrenando y que ya con sus primeras obras como El pequeño Pony que está arrasando y es muy buen texto.

¿Y a qué crees que se debe?

C.G.: Están pasando cosas… Cuando están pasando cosas y estás incómodo con ellas, esto te lleva a escribir. Cuando estás cómodo te dedicas a solearte… Pero cuando hay algo que te lleva a estar inquieto, el hombre siempre lo ha volcado en el arte. También hay más poesía, pintura… ¡o más tweets! Porque si cogemos los tweets de las redes vemos que hay cosas estupendas, no sólo desde la comedia, la forma de pensar de la gente… si todo esto se canalizara… Un país que tiene esa creatividad, tiene esperanza.

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