Las ‘Artes disociadas’ de Yurena dan voz a las víctimas infantiles de violencia

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El martes 5 de marzo, Yurena R. Montoya presentó su poemario Artes disociadas en La Libre de Barrio, en un acto organizado por el colectivo LGTB Legaynés, acompañada de Noelia Heredia, percusionista y cantaora conocida como La Negri, y Teresa Hernández, guitarrista. 

Yurena R. Montoya, mujer gitana, lesbiana, feminista y activista presenta un poemario en el que trata la violencia de género sufrida en la infancia y muestra su propia deconstrucción y la búsqueda por el amor propio. El libro, publicado por la editorial Autografía, cuenta con las ilustraciones de Cynthia Veneno y una imagen de portada de Franwing Martínez.

El acto, dentro de las actividades por la semana del 8M, Día de la mujer, se inaugura con el presidente de la asociación Legaynés, Luis Santidrián, que aprovecha el espacio para animar a la asistencia a la manifestación e incita a los hombres a que apoyen la causa. 

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Con este libro Yurena le da voz a la niña que un día fue, momento en el que muestra una imagen de su infancia como crítica a la desprotección que sufren los niños en casos de violencia de género: “la gente de salud mental sólo veía una familia desestructurada”. En esta situación, la disociación se presenta como un mecanismo de defensa: “cuando un espacio que se debería sentir como seguro se vuelve un campo de minas, se disocia. Hay casos de ‘niñes’ que han vivido estas situaciones que crean en la cabeza una familia perfecta”.

Su poemario en ocasiones se confunde con una relación amorosa, pero se construye como una carta a sí misma y de cómo la reconciliación ha sido lo que le da sentido, la búsqueda de la identidad y la validez de sus emociones, entre ellas la rabia, reacción polémica muy juzgada: “todas las emociones son válidas, merecen atención y gestión”, y nos va dejando versos que llenan de emoción la sala: “cargas tus piedras en mi mochila y me culpas por marchitar”. 

El precio de los prejuicios

El precio a pagar por ser aceptada socialmente es desorbitado: “mi libertad se ha vuelto infinita, sobrepasa tus complejos”. Esta deconstrucción se articula como un aprendizaje en el que en ocasiones deja atrás algunos de sus poemas, que siguen siendo válidos por ser parte de un proceso.

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Respecto a los prejuicios, el de la mujer gitana en la sociedad: la criminalización a la que se le somete y su exclusión. “En mi opinión, la aparición del catolicismo impuso un sistema patriarcal que hasta entonces no se encontraba”. Con todos estos prejuicios comúnmente asociados y el desprestigio a la comunidad por programas televisivos o películas con las que no se identifica, humorísticamente no se encuentra dentro de un gitanómetro: “el machismo se sufre de la misma forma por vivir en el mismo sistema patriarcal. A ello se le suma el racismo”. Concluye: “Yo tengo voz, si realmente se quisiera apoyar a las mujeres gitanas se nos daría ese altavoz”.

El acto finaliza con el apoyo de la activista Noelia Heredia, muy identificada con el discurso de Yurena como mujer gitana perteneciente al colectivo LGTB: “en la comunidad gitana siempre ha sido el matriarcado aunque se nos diga otra cosa. Las mujeres son las que llevan la economía en sus casas”.

Con un emocionante discurso alza la voz contra “a esta lacra social que son los maltratadores tenemos que unirnos todas” y da paso a interpretar temas que reivindican la libertad y su identidad: Ya no quiero ser de Niña Pastori, Como una mujer de Vicente Castro u otros como el Himno de la mujer gitana, creado en el primer Congreso de mujeres gitanas universitarias.

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