Residente en Fuenlabrada, Alber Vil es uno de los cómicos seleccionados como semifinalista del certamen El Monstruo de la Comedia. Tras seis años sobre los escenarios, nos cuenta su punto de vista de la cara B del mundo de la standup comedy, o los monólogos, para los que quieren dedicarse a ello.
¿Qué supone la comedia en tu vida?
La comedia es la alegría de vivir, de reírnos de todo, de que no hay nada en este mundo, por malo que sea, que no tenga un punto en el que no podamos hacer humor con ello. Es parte de la felicidad. Entiendo comedia por todo lo que nos hace reír. Para mi es totalmente vocacional. Siempre he sido el gracioso del grupo [risas], siempre he disfrutado de hacer reír a la gente. Mi chica fue la que me dio el empujón para comenzar en este mundo.
¿Cómo?
Fuimos a ver a otro concurso de monólogos porque conocíamos a uno de los que se presentaban. Fui con mi chica y mi hermana y viendo el concurso mi chica me decía que le dijese al presentador que yo hacía monólogos para subir al escenario. Yo la decía que no porque no tenía nada creado, siempre había sido una asignatura pendiente. Pero al final lo hizo. Después del concurso nos fuimos a otro bar a tomar algo con todos los concursantes y el presentador. De repente me llamó el presentador y me pidió el teléfono porque mi novia le había dicho que yo hacía monólogos y había un sitio en una gala para que pudiera debutar. Me quedé de piedra.
Sin tener texto preparado…
Nada. Me citó el sábado siguiente para 15 minutos de actuación. En una semana me puse a escribir un texto desde cero para poder actuar. Como fue la primera vez vinieron mis amigos, mi familia y me arroparon muchísimo. Fue en Distrito 21 en Villaverde. Salió tan bien que ya me entró en vena y no quise dejarlo jamás. Y todo por culpa de mi chica.
Por culpa o por suerte…
No sé si es suerte o culpa pero ella está sufriendo ahora el tener que salir cada noche que actúo, el verme actuar… ya se queda en casa de vez en cuanto porque está cansada y ha escuchado el monólogo miles de veces [risas]. Ella me empujó y a veces yo creo que se ha arrepentido. Aunque es lo que yo siempre he querido y nunca tendré un gracias lo suficientemente grande por meterme en este mundillo.
¿Cuánto tiempo hace de esta noche?
Hace ya unos seis años. Desde entonces empecé poco a poco. En serio llevaré dos años y medio o tres porque los primeros años lo que haces es aprender. Aunque no paras nunca de aprender, ya sí me puedo considerar cómico y luchar por este mundo de la comedia.
¿Te dedicas plenamente a la comedia?
Sí aunque lo compagino con un trabajo de ‘oficina‘. Tengo un grado superior de electromecánica y estoy trabajando de ello aunque en mi empresa saben que me dedico a la comedia y es una parte importante de mi vida, y no tengo problema en caso de que tenga que salir a actuar. Saben que si tengo que elegir entre mis dos trabajos elijo la comedia.
¿Se puede vivir exclusivamente de la comedia hoy en día?
Si estás en radio o en televisión sí. Con los bolos en bares se puede llegar a ser mileurista pero no es la vida que nos gustaría tener. Es vivir en el alambre. Hay que pagar facturas y la comedia no te garantiza tener ingresos todos los meses, solo cobras cuando te sale un bolo y lo haces, porque si se cancela en el último minuto tú no cobras, y eso pasa. Te genera un tipo de ansiedad que quizá no disfrutaría de la comedia tanto si tuviera que estar pendiente de las facturas de esa forma. Porque esto no es solo hacer reír, es estar escribiendo a diario y generar contenido nuevo, no estancarte. A la hora de crear no sería tan creativo.
¿Qué opinión te merecen los límites que están interponiendo al humor?
Estoy totalmente en contra. El humor negro es el más controvertido pero siempre hay su hueco y su apartado en el que todos sabemos lo que se está haciendo. Todo tiene su momento y su lugar en la comedia, no es aquí vale todo. Al final no hay ningún chiste que si no le sacas punta no pueda herir a alguien, si alguien se quiere sentir herido lo va a sentir. Incluso los chistes blancos si le podemos dar una vuelta puede herir a alguien. Chistes sobre gordos, vizcos, altos, bajos…
Pero la comedia es todo lo contrario. ¡Riámonos de todo lo que nos ocurre! Pongamos una sonrisa a la vida, y al final lo veremos con otro color. La vida la puedes ver del lado positivo o del lado negativo. La comedia es igual. Si la ves del lado negativo le querrás poner siempre trabas.
El viernes 19 actuaste en la semifinal de El Monstruo de Leganés, ¿cómo llegaste a este certamen?
Llegué a través del grupo La Jarota, que ya había trabajado antes con ellos y me parece que son uno de los grupos que trabajan por la comedia en España de la forma más honesta que se puede. Pertenecen a ese selecto grupo que trabajan por las necesidades de la comedia. Conozco el concurso también porque soy de Fuenlabrada, y orgulloso [risas], y me pilla al lado. Además, es uno de los concursos a nivel nacional que otorga más prestigio y tenía que estar ahí.
¿Cómo fue tu actuación?
Muy bien. Teníamos un escenario muy chulo, un ambiente perfecto y aunque la entrada era gratuita la media de edad era gente mayor. Nos dio respeto pero nunca hay que prejuzgar al público, si quieren reír van a reír. A mi me vino muy bien porque hablo mucho de las moderneces en mi texto y la gente empatizó muy rápido [risas]. Salí con muy buenas sensaciones, luego ya es cosa del jurado.
¿Qué supondría estar en la final de este concurso?
Me haría verdadera ilusión porque el año pasado me quedé a las puertas y me dio mucha rabia. Y si estuviera lucharía al máximo para ganar. Este año hay mucho nivel pero ahí está mi trabajo esperando dar la nota y llegar.
Esperamos que así sea.
Muchas gracias.
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