En estos tiempos de barbarie, la poesía es el arma más poderosa contra la violencia de género. La poesía, como arma de denuncia de una sociedad que normaliza el machismo. Una sociedad en la que las mujeres víctimas de agresión sexual se enfrentan a prejuicios que ponen en duda la credibilidad de su testimonio.
Entendiendo la palabra como acción, nace Poesía o Barbarie en un rincón del barrio de Lavapiés. Un pequeño rincón en el que periodistas, poetas, artistas, músicos, escritores se unen para generar una sinergia lírica.
«Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte» se defendía la dominicana Minerva Mirabal ante el dictador Rafael Leónidas Trujillo. Ella y sus dos hermanas, también opositoras, eran asesinadas el 25 de noviembre de 1960. En su honor , Latinoamérica conmemora cada 25 de noviembre el día Contra la Violencia de Género. Y en 1999, la ONU también fijaba en esa fecha el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en honor a las hermanas Mirabal.
Nuestra ciudad también se ha concienciado de esta lacra que es la violencia de género ejercida sobre las mujeres por el hecho de ser mujer. Más de mil leganenses esperaban en la fila del Teatro José Monleón para sentarse a disfrutar de ‘Poesía o Barbarie contra la Violencia de Género’ , organizado por la Concejalía de Igualdad y el Consejo Sectorial de Igualdad.
Elena Ayllón, concejala de Igualdad del Ayuntamiento de Leganés, dedicaba unas palabras sobre la importancia que tiene concienciar a la ciudadanía de la necesidad de estos actos del 25 de noviembre para erradicar el machismo y las agresiones hacia las mujeres. La concejala también lanzaba una piedra al Pacto de Género presentado por el Gobierno de Mariano Rajoy con el apoyo de Ciudadanos.
“Os voy a contar un cuento porque los cuentos ,como las nanas, tienen algo de verdad, nos hablan de mal. ¿Habéis oído hablar de los cinco lobitos?” Así arrancaba el acto la dramaturga Lola Blasco con una clara referencia al juicio de “La Manada”. Esos chicos, lobos con piel de cordero, humillaron a una chica de 18 años que además de ser víctima, tiene que parecerlo a ojos de una justicia patriarcal que la juzga.
“Lobos que, cuando bajas la guardia se abalanzan sobre ti para arrebatarte la inocencia.” Lola Blasco nos cautivaba con sus palabras mostrándonos la banalización de la muerte en los medios de comunicación y cómo nuestro continente nos da la espalda a las mujeres. “Europa, un continente con nombre de mujer violada.”
Raquel Lanseros, poeta jerezana, nos acariciaba el alma con cada uno de sus poemas. Para ella, la poesía otorga una energía para luchar contra la lacra machista. Defensora del amor libre y de que nadie es dueño de nadie, nos deleitaba con su poesía: “Me hubiera gustado amarte pero muchas veces la voluntad no basta.”
El rap contra la violencia de género
Otra defensora del amor libre es Mala Rodríguez, cantante ganadora de dos Grammy Latinos gracias a sus letras empoderadas. Por una tarde, dejó de lado su rap para contarnos la historia de dos mujeres excluidas de sus cuerpos, que desafiaron el medio al mundo con el riesgo de ser violadas. “Si sobrevive, es que no le disgustaba. Si ocurre, es que ella lo consintió. Una mujer que respeta su dignidad hubiera preferido morir tras la violación o que la mataran.”
La cantante gaditana denuncia que la sociedad ha sido siempre miope ante el fenómeno de la violación y que tanto víctimas como agresores evitan el término. “La violación es una herida de guerra que se libra en el silencio y en la oscuridad.” La sociedad domestica a las niñas para que no enfaden ni hagan daño a los hombres. La sociedad nos inculca que tras una violación, no hay posibilidad de recuperación.
El Kanka, acompañado de su guitarra y de sus letras arrancaba una sonrisa al público con su canción “Qué bello es vivir”. Con su famoso tema “Vengas cuando vengas”, defendía la libertad y el respeto a la mujer . “No te quiero retener si te da el punto y te vas. Y aunque me veas mirar, baila como tú quieras bailar.” Y para cerrar esta mágica velada, el cantautor nos otorgaba el privilegio de escuchar en primicia uno de sus temas nuevos.
Antes de cerrar el acto, en el Micro Libre tres mujeres subían al escenario y condenaban los actos de violencia de género y la desigualdad de la mujer en clave literaria. “Hay asesinos en todas partes. Con nombre y apellido.” El público estalló en un sonoro aplauso mientras los artistas se despedían emocionados.
Mientras abandonaba mi butaca, sonreía por el privilegio de poder asistir a este acto en el que había presenciado el talento de artistas de renombre pero también con la sensación agridulce de que ojalá no fueran necesarios estos actos.
Ojalá las mujeres podamos ser libres y no valientes. Que volver sola de noche sea un acto de cotidianidad y no un acto de valentía. Que haya una justicia que condene las agresiones sexuales sin que la mujer sea la juzgada. Y que no haya ni una sola mujer más que muera a manos de un hombre. «Vivas nos queremos».