Cuatro cómicos, dos hombres y dos mujeres, se midieron en la tercera de las cuatro semifinales del Monstruo de la Comedia. El público puntúo a cada uno de los participantes para conocer cuáles serán los elegidos para la gran final.
Llegamos al ecuador del concurso del Monstruo de la Comedia y el nivel de los concursantes hace cada vez más difícil hacer quinielas para conocer quiénes serán los finalistas. Las carcajadas resonaron por el salón del Resturante La Llave el pasado viernes 25 de mayo. Los cuatro semifinalistas elegidos para la ocasión, con un humor sin censuras, hicieron las delicias del público.
Dos madrileños, Jaime Bartolomé y Javi Bravo, una asturiana, Silvia Sparks, y una alicantina, Nohemí, fueron los participantes elegidos. «En esta edición tenemos cuatro mujeres, y dos de ellas actúan hoy. Nos hace mucha ilusión que cada vez haya más cómicas chicas y que vengan a concursar en Leganés«, nos explican desde La Jarota Producciones, organizadores del certamen. Hablamos con Jaime Bartolomé y Silvia Sparks.
¿Cómo empezasteis en la comedia?
J.B.: En mi caso fue un regalo. Mi chica me regaló un curso de 7 semanas de monólogos cómicos en la escuela Las Artes de la Comedia (Madrid) y ya no lo he podido soltar. Desde entonces, llevo tres años haciendo cursos, monólogos, improvisación y un poco lo que sale.
S.S.: (Risas) Muchos errores. Tuve que hacer un curso de teatro en Barcelona para educar mi voz, pero era muy mala con los papeles dramáticos y la gente se reía siempre así que decidí aprovecharlo.
¿Cómo preparáis el texto?
J.B.: El texto es un proceso muy largo que la gente no se imagina. Empiezas en tu casa escribiendo, obviamente, pero ahí escribes los chistes y los vas a probar a una cosa que se llama open mic donde la gente te escucha y se ríe o no, o te tira cosas o no. Y de ahí es de donde sacas los chistes que funcionan para probarlos en sitios donde te la estas jugando.
S.S.: Yo parecido. Escribo todos los días una cantidad loca de horas y de ahí van saliendo las cosas, de experiencias propias y demás. Intento dedicarme exclusivamente a esto por lo que tengo más tiempo para escribir aunque no siempre lo consiga. Hay momentos en los que le metes mucha más caña y vas sacando más material y otros en los que te encuentras con mucho trabajo y puede que saques quince minutos por año (risas).
J.B.: Yo ojalá pudiera pasarme ocho horas escribiendo comedia pero en mi caso lleva mucho tiempo elaborarlo. Un texto de quince minutos como el de hoy me ha podido llevar seis meses porque tengo aparte otro trabajo.
¿En qué trabajas?
J.B.: Soy guionista de cine. Trabajo en proyectos de cine que luego se venden… o no y para empresas en guiones de formación. Es un trabajo que puede ayudar o no, porque tiendo a hacer monólogos más narrativos y no es que funcionen mejor así que puede que me limite más que me ayude…
¿Os adaptáis al público al que os enfrentáis?
J.B: ¡Sí! Para hacer una actuación de quince minutos se necesita tener escrito mucho más. Tienes que tener salidas para cambiar en función del público. Es como un Lego en el que vas montando y desmontando.
S.S.: Se parece mucho a componer música o improvisar con música. Tienes que tener ciertas secuencias que vas probando hasta que funciona una.
¿Cuál es el público más difícil que os habéis encontrado?
S.S.: He actuado mucho por Barcelona, Cataluña, las dos Castillas, incluso en París en inglés y en francés… Pero ciertos lugares de la España profunda me lo han hecho pasar muy mal… (Risas)
J.B.: (Risas) Igual. Creo que te cuesta más el público en la medida en que se aleja de ti. Yo soy urbanita y en la medida que me alejo de Madrid y en vez de llevar gafas llevan botellines recios de Anís casero te cuesta…
S.S.: Pero a veces la gente te sorprende. Hay veces que en Malasaña el público no se ríe nada y en otro pueblo se ríen. El humor es universal y todos podemos llegar a todos. Por ejemplo, no he notado que en París o Inglaterra se rían de cosas diferentes, lo único que en Inglaterra no se ofenden porque ya están ofendidos por todo.
J.B.: Estoy con Silvia en que el humor es universal pero sí que hay veces en que el público, por alguna razón en España se ofende con un chiste que a lo mejor semanas después funciona perfectamente en el mismo local.
Silvia, tú eres de Gijón, ¿te ha costado el público madrileño?
S.S.: Hay competencia de mucho nivel, mucha gente que empieza así que genera mucho movimiento. Lo que falta es muchos locales de comedia porque se hace muy difícil entrar porque hay pocos locales buenos. ¡Hace falta dinero! (Risas) Que se invierta mucho más.
J.B.: Es una sensación que esté en aumento pero yo creo que los open mic son como el principio de la energía, ni se crean ni se destruyen, solo se transforman. Cada vez que nace uno muere otro en otro lugar.
Jaime, como guionista, hay muchos cómicos guionistas que están copando la escena de la televisión nacional en programas de humor político, ¿qué opinas de este tipo de humor?
J.B.: El problema que tiene hacer humor político en España es que los políticos te lo ponen muy difícil. Ellos hacen más comedia involuntaria de lo que nosotros podemos escribir (Risas). A mi me parece muy bien el humor político, es la única forma de sobrevivir a esta época que nos ha tocado vivir.
S.S.: Efectivamente, creo que son capaces de canalizar los pensamientos de muchos del humor que nos brindan de manera gratuita los gobernantes. Pero deberían tener más libertad porque no tienen tanta libertad como debieran.
¿Os habéis autocensurado alguna vez?
S.S.: Jamás. Sino no estaría en esto.
J.B.: Yo no. Tengo un espectáculo con otros tres cómicos que se llama Maldita Urna en el que pedimos a los espectadores que metan temas prohibidos en una urna para hacer chistes sobre ello. Todavía no ha venido nadie de la Fiscalía a vernos, es verdad. A lo mejor el día que veamos a alguien con toga en la segunda fila nos acojonamos un poco pero en principio lo de que el humor no tenga límites me parece algo absurdo. Yo entiendo que algo no te pueda hacer gracia pero reír nos deberíamos reír de todo. En el momento en el que le pones límite no es humor es diplomacia.
¿Podría ser el humor político una vía de escape para enfrentarnos a todo lo que nos ha tocado vivir, como decía Jaime?
S.S.: El humor tiene ese problema, que puede ser usado para tragar fácilmente pero yo creo que no. Hay suficiente crítica para que no sea así.
J.B.: Actualmente el humor que se hace creo que no es así sino que tiene el efecto de una buena caricatura. Saca a relucir la mierda que hay debajo de las alfombras y que de otra forma se quedaría debajo porque para un periodista serio no está bien decir según qué cosas. Yo tengo un bloque sobre la eutanasia, que es un tema que nadie quiere tocar pero funciona.
S.S.: Claro, uno de los motivos por los que nos reímos es cuando tocamos temas tabú que a nivel del inconsciente está ahí. Es una forma de hablar de temas que de otra forma no podríamos tratar.
La próxima semifinal, y última, tendrá lugar el próximo sábado 2 de junio a las 22.00h en la Asociación de Vecinos Miguel Hernández. En este caso, la entrada tendrá un coste de 2€ en forma de donativo para el Proyecto del Defensor del Menor.
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