Más de 6.000 periodistas de toda España cuelgan sus bolígrafos, móviles y cámaras de vídeo y fotos este 8 de marzo. Brecha salarial, techo de cristal, acoso sexual, violencia machista y paternalismo son solo algunas de los motivos. Las periodistas de este medio pararán este 8 de marzo.
El periodismo es el altavoz y reflejo de la sociedad. Y en una sociedad machista, la industria del periodismo también lo es. Una industria en la que la televisión se lleva la peor parte con los espacios de información política y «rigurosa» dirigidos por hombres, mientras que las mujeres presentan tertulias del corazón o ejercen de meras azafatas. Pero la radio no se queda atrás. Las voces masculinas siguen siendo las principales, «más adecuadas para la información«, según los propios ‘expertos’.
La prensa, aunque más invisible, no se queda atrás. Los puestos de dirección son ejercidos por hombres en diarios y periódicos deportivos o de información, mientras que las revistas -siempre consideradas como un formato menor- quedan para las mujeres. La información de economía o deportes es escrita por hombres. ¿Para las mujeres? Moda y eventos culturales. Aunque en los últimos años ha habido un trasvase de mujeres en los sectores «masculinizados«, quienes lo hacen deben ‘ganarse’ el puesto dentro de la empresa. Mientras que los hombres, no.
A pesar de todo esto, las mujeres seguimos siendo mayoría en las facultades y en las empresas de información. Las ruedas de prensa nacionales se llenan de mujeres redactoras -que no cámaras de televisión ni fotógrafas-. Las redacciones están compuestas por cada vez más mujeres. Pero los puestos de dirección siguen sin ser accesibles. Y los salarios son cada vez más desiguales. Por eso, las tres periodistas de Leganés Activo nos sumamos a la huelga feminista.
Manifiesto #LasPeriodistasParamos
Todas sufrimos el mismo machismo que las mujeres del resto de sectores –precariedad, inseguridad laboral, brecha salarial, techo de cristal, acoso sexual o ninguneos– pero con las particularidades asociadas a nuestra profesión. Somos conscientes de la relevancia social de nuestro trabajo y, por eso, mostramos también nuestra preocupación por la visión parcial de la realidad que tantas veces ofrecen los medios y en la que falta la presencia y aportaciones de las mujeres. El feminismo también es necesario para mejorar el periodismo.
Por eso, en este 8 de marzo exigimos a los medios de comunicación y empresas periodísticas que tengan en cuenta nuestras reivindicaciones:
- La brecha salarial es una realidad en nuestro sector. El periodismo continúa siendo muy precario y para las mujeres más. Esto se acentúa en el caso de los freelance, donde el 60% son mujeres. Exigimos a las empresas transparencia salarial y una revisión de categorías, complementos y criterios profesionales que permitan acabar con ella.
- Techo de cristal. Las direcciones de los medios y empresas periodísticas están copadas por hombres. Reivindicamos nuestro derecho a ocupar puestos de poder y responsabilidad y a que se nos tenga en cuenta en las promociones profesionales para puestos intermedios.
- Precariedad. Sufrimos niveles de temporalidad superiores a los de nuestros compañeros. De la misma manera denunciamos la inestabilidad laboral de las compañeras freelance y de las falsas autónomas, una situación de precariedad que se ha hecho habitual en los últimos años.
- Corresponsabilidad y cuidados. Denunciamos que las dinámicas de trabajo priorizan el presentismo y la libre disposición y son ajenas a las necesidades de cuidado que tienen todas las personas. Creemos que la corresponsabilidad y la flexibilidad no debe ser un asunto de buena voluntad sino una prioridad que las empresas deben asumir para que estas tareas se repartan por igual entre mujeres y hombres. Como en otros sectores, una ausencia de conciliación real perjudica más a las mujeres, que acaban modificando o recortando sus horarios para poder cuidar e incluso abandonando su empleo o cambiando de profesión.
- Acoso sexual y laboral. Son muchas las periodistas que han sufrido por parte de compañeros y superiores, pero también de fuentes, situaciones de acoso sexual. Por otro lado, el ninguneo, la condescendencia, el paternalismo y los mansplaining están a la orden del día en las redacciones y fuera de ellas, en nuestra actividad diaria. Como profesionales de la comunicación sufrimos acoso online, además de comentarios violentos y machistas en nuestras piezas
- Los espacios de opinión y las tertulias están masculinizados. Hay más que suficientes mujeres periodistas y expertas que pueden equilibrar esos espacios.
- Mirada parcial y preocupación por los enfoques. Todas estas brechas que sufrimos las periodistas tienen consecuencias, también en los contenidos y en los enfoques de los medios de comunicación. La visión de la realidad que transmiten es muchas veces parcial y está sesgada porque no tiene en cuenta en la misma medida las experiencias, los relatos y las vivencias de las mujeres que, a menudo, son tratadas como personajes secundarios o con estereotipos. Un ejemplo es el tratamiento de la violencia machista, que en muchas ocasiones sigue culpabilizando a la víctima. Las primeras páginas, las aperturas de medios e informativos son decididas por hombres.
Instamos a la audiencia y a lectores y lectoras a ser cómplices de nuestras demandas. Las mujeres firmantes de este manifiesto lo hacen a título individual y no queremos que ningún partido político, sindicato o medio de comunicación se apropie de nuestras reivindicaciones.