Siete de la mañana, suena la alarma, te levantas, desayunas y te arreglas rápidamente para ir al trabajo. En el trayecto del metro, sentado en el asiento de la esquina, te pones tu canción favorita con la intención de saborear ese instante. Recibes un mensaje y te cambia la cara, pausas la música porque no es buen momento para escuchar tu canción y te quitas los auriculares. Vuelves a leer el mensaje.
Empiezas a buscar dentro de tu colección de recuerdos intentando encontrar una señal que hubieras podido pasar por alto, que hubiera frenado tu imaginación, pero sabes que nada habría podido parar la rueda que giraba a toda velocidad en tu mente. La realidad te golpea, y comienza a crecer dentro de ti una mezcla de rabia y decepción contigo misma, ¿cómo pude dejarme llevar de esta forma?
Racional, emocional y prejuicioso, así es el ser humano. Esto último, inevitable. Y aunque pones todo de tu parte, te acaba venciendo. Tampoco te torturas, es algo que hacemos todos.
¿Qué sucede dentro de nosotros cuando sobrevaloramos o infravaloramos a alguien?
Sobra e infra, cualquiera de estas dos puede cambiarlo todo, puede provocarlo todo. Resulta doloroso para aquel que sabe que alguien querido se ha permitido el lujo de desglosarlo y colocarlo en un feroz ranking como si de un currículum se tratara. ¿Y si nos sobrevaloran? Cuando nos sobreestiman, crece en nosotros una sensación de orgullo que nos alimenta, un orgullo falso y vacío que nuestra conciencia ni siquiera percibe como sentimiento.
Mas sobrevalorar se escapa de nuestra razón y nuestra voluntad, hablamos de deseos. No existe verbo con más poder que “desear”. Querer y desear determinan el curso de nuestra
vida, y lo afirmo sin atisbo de duda.
-“Yo deseaba que fuera así, lo deseaba de verdad, algo dentro de mí me invitaba a pensar que podría llegar a ser así.”
Y de repente, ese mensaje. Te das cuenta de que la realidad no es siempre aquello que queremos que sea, que somos racionales, pero también emocionales. Un futuro amor, una amistad de toda la vida, puede cambiarlo todo, puede provocarlo todo.
