El sábado 11 de mayo Juancho Marqués llegó al Fnac del Parquesur para presentar su disco ‘Uno’, a tan sólo un día de su lanzamiento. Le hemos visto por distintas ciudades, en Madrid con Zahara a solo unos meses y más recientemente en el festival Viña Rock, y allá donde va llena el lugar.
Fuera del Fnac, la cola de gente se divide en tres partes. Antes de empezar lo advierte, previendo que el espacio reducido no podrá acoger a tantos, de que se quedará el tiempo que sea necesario para que nadie se quede sin firma. Con una base, un micro y sin más pretensión arranca con ‘Luz azul’, la primera de sus canciones del álbum. Lo hace sin expectativas, sabiendo que difícilmente sus espectadores podrían corear sus temas por el reciente estreno, pero preocupándose en implicarles todo lo posible. Se sorprende a sí mismo viendo que muchos se la saben.
Si algo caracteriza la trayectoria de Juancho Marqués es el cambio constante, la búsqueda de estilos y mezclas que se desbancan de lo que reconocemos como rap o hip hop tradicional. Su debut llegó en el 2010 con la participación del colectivo Suite Soprano, con Sule B, Dj Kaplan y El Hombreviento. Sus discos rezuman conceptualismo y una estética refinada que llegó a su culmen con Domenica –inspirado en la cinematografía del neorralismo italiano-. Tras ello, con el disco “The Blues” en el 2016 con El Hombreviento crearon una pieza muy cuidada en todos los sentidos, con mucho peso en el carácter audiovisual. “Cierre” llegó tras otros proyectos como Blue Sundays, mostrando mayor variedad de estilos.
‘Uno’ nace así con ansias de nuevo comienzo, de poner un punto y aparte en su trayectoria anterior, pero sin olvidar todo lo pasado, y así lo demuestra en sus letras: amor, muerte, superación, temas viscerales contados a pie de calle. No deja de lado la variedad de estilos, el peso de la parte instrumental de bajo marcado, con teclado y solos de saxo que rememoran a Suite Soprano, como es el cierre de ‘Luz azul’.
‘Uno’ con colaboraciones de altura
En su presentación no puede faltar ‘Quema’, tema con la colaboración de María José Llergo, que aparece en este álbum por partida doble, y es que una participación de tal calibre ha de aprovecharse al máximo. Juancho nos va dejando frases lapidarias –“no es de confiar en nadie, pero aprieta cuando abraza”- con una voz más profunda y entonada que en su disco contrasta con la delicadeza de Llergo, creando un tema muy melódico con trasfondo oscuro. Sus letras no dejan a la vista la improvisación, con referencias muy elaboradas, metafísicas y filosóficas como ocurre en su single ‘Desde el Parnaso’, que contrastan con una mirada desesperanzadora muy marcada en ‘Polos Positivos’: “buscarte la vida poniéndolo todo a favor, para ti se termina ese futuro prometedor, o vender medicina o buscarte un futuro mejor”. No puede haber mejor definición de esta visión que entre los versos de ‘Dime el lugar’: “enamorado de lo estético y lo físico, cómo voy a odiar mis ojos, no soy tan cínico”.
Mención aparte, que no entran dentro de esta corta presentación, son temas como ‘Desaparecer’ con David Ruíz de la M.O.D.A -en un canto más intenso a lo habitual que torna casi en grito, más desgarrador- ‘El cielo sobre Berlín’ con Sule B, cargada de poesía, o ‘El Parnaso’ más melódica de lo habitual, cargada de nostalgia.
Para finalizar su presentación lo hace con un tema de sobra de todos conocido, ‘Química’ perteneciente a su disco ‘Cierre’ (2018). Esta elección final es un claro paralelismo del cierre de este álbum, con uno de los temas más introspectivos: ‘Mil Pecados’, en el que según va creciendo el solo de saxo, se torna a un cúmulo de temas que nos suenan familiares, sumándole coros y arreglos, “he vuelto a cambiar por estar, donde quiero estar, sólo quise volar abandonar la ciudad” de ‘Nos vamos a comer el mundo’, entre otros. Es un final recopilatorio que pone la guinda en una trayectoria que se ha ido desbancando hacia un estilo cada vez más personal, expandiendo límites y demostrando una evolución y maduración constante.