Derroche de energía en el Southside de Leganés

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El 24 y 25 de mayo llegó por quinto año consecutivo el festival de música negra Southside a Leganés, con Cedric Burnside y Aretha Soul Divas & The Silverbacks el viernes, y O’ Sisters! y JP Bimeni & The Black Belts el sábado.

Con las expectativas demasiado altas y con un cartel plagado de lo mejor de la escena actual de música negra, Cedric Burnside apareció en el escenario a tan solo dos días de su inicio de gira por España. Sin más pretensiones que una guitarra acústica, empezó el concierto con la máxima de ‘menos es más’. Nieto de R.L Burnisde y con quien empezó a tocar con tan sólo 13 años, demostró el legado del North Mississippi Hill Country Blues, con una cadencia repetitiva e hipnótica que nos arrojó temas viscerales y de mayor sobriedad. Un sonido desgarrado y metálico, muy arrastrado con el uso del slide.

Fue acompañado con la aparición de Brian J a la guitarra en uno de sus temas más conocidos “Hard to stay cool”. Con esta colaboración fue creciendo el ritmo y en cuanto se levantó supimos lo que venía a continuación. Tuvimos así la suerte de ver en directo al nombrado como mejor baterista a nivel mundial, ganador cuatro veces del Blues Music Awards y nominado dos veces a los Grammy, dando una muestra del porqué de ese título, con temas como ‘We made it’. 

Dejando de lado la evocación a los temas de carretera y a la nostalgia y tras un arranque inmejorable, Aretha Soul Divas & The Silverbacks llegaron para rendir homenaje una vez más a la gran reina del soul, Aretha Franklin. La formación está compuesta vocalmente por Juno Kotto, Astrid Jones, Mayka Edjole y Shirley Davis con la banda The Silverbacks. Con las palabras de Juno Kotto a Leganés Activo aún en mente, vimos cómo cada una de ellas tomaba su espacio en el escenario, alternando temas individuales en las que el resto hacían los coros o en su conjunto. Mientras Juno y Astrid brillaban con su dulzura, Mayka ponía un toque más desgarrado en las subidas y Shirley demostraba su poderío con temas como “Chain of fools” o “Respect”. Su máximo objetivo, que era hacer disfrutar a todo el mundo fue indiscutible, pero profundamente preocupadas incitaban continuamente a un público que se resistía, a levantarse y bailar.

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La fuerza de los temas y de la actuación no se correspondía con lo que estaba sucediendo en el patio de butacas, y es que el Teatro Monleón, con gran acústica (no obstante), no alentaba a esa posibilidad de libre movimiento que tanto estaban esperando. Finalmente, con los más que conocidos ‘A Little pray for you’ y ‘Think’, consiguieron lo que se habían propuesto al grito de “We love you, Aretha Franklin”. 

Segunda jornada inmejorable

Con el ambiente un poco más relajado y habituado a lo que se venía a continuación, O’ Sisters! se ganaron al público con su discurso desde el minuto uno. Todo en ellos, desde el vestuario, su propio nombre y la influencia en las canciones, gritaba la referencia a The Boswell Sisters: el uso del scat (incluso -sí, por qué no- con una tetera), los tiempos y la armonía a tres voces. En contraste con el inicio del día anterior, tocaron temas alegres y animados, de inspiración de los años veinte y los treinta, en los que usaron el humor como hilo conductor. Construyeron su espectáculo y su repertorio desde la cotidianidad, y buscaron una espontaneidad que no lo era tanto: todo estaba medido y calculado.

Musicalmente impecables, Paula Padilla, Marcos Padilla y Elena Amado junto a Matías Comino, Camilo Bosso y Pablo Cabra, interpretaron versiones como “I hate myself for being mean to you” de las Boswell, hicieron referencias a Louis Armstrong con “Hebbie Jeebies”, rindieron tributo a la cuna del jazz con su tema “I fell in love with New Orleans”, y pusieron conciencia del papel de la mujer en el blues reivindicando su figura: “woman can be strong, woman can be brave”. Para acabar cerraron con un conocido “Rascalyú” que puso a todo el mundo a bailar.

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Entre bromas e ironías, velaron la crítica al espacio “yo estoy sin comida, igual que esta gente está aquí sin bebida”. Sin embargo, lo que las ‘Arethas’ estuvieron sufriendo toda la noche, se solucionó rápidamente con la llegada de JP Bimeni; que también comparte sello discográfico (Tucxone Records) con Shirley Davis & The Silverbacks y la banda con la que actúa The Black Belts. En este momento, incluso la iluminación, más dura en la actuación anterior, se volvió más equilibrada.

En contraste con lo estructurado del espectáculo de los O’ Sisters!, Bimeni fue todo espontaneidad. Un derroche de energía inaudito mostró a todo un showman con una presencia arrolladora. Todo ello, arropado con una banda que supo encontrar su lugar en todo momento: Los Black Belts (Alex Larraga al teclado, Rafael Díaz al saxofón, Ricardo Martínez a la trompeta, Rodrigo Díaz a la batería, Pablo Cano al bajo y Fernando Vasco a la guitarra) brindaron una actuación con gran alarde de dominio técnico. Unos arreglos de viento perfectos y un batería que, a pesar de que se le desmontara el instrumento hasta en tres ocasiones distintas, no falló ni una nota, improvisando sobre la marcha.

Todos tenían su sitio dejando el espacio a que Bimeni se luciera, apartándose del escenario hacia el final para poner el foco en ellos, que reivindicaron la visibilidad y la importancia de las bandas: “¿os vais a acordar de nuestro nombre? Somos los Black Belts”, decía Fernando Vasco mientras instaba al público a gritar el nombre de la formación.  Fue un cierre insuperable de un festival cargado de sorpresas, con temas como “I miss you” o un inmejorable “Better me” alargado en la despedida.

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