El AMPA de la Escuela-Conservatorio Manuel Rodríguez Sales y algunos alumnos han comenzado un encierro ‘sine die’ para reclamar la falta de profesores en el centro. Más de 200 alumnos están afectados de un total de 900. En LEGANÉS ACTIVO hemos querido pasar un día de encierro con ellos.
Son las cuatro de la tarde y las familias del AMPA Escuela-Conservatorio de Leganés llevan 19 horas de encierro en el Centro Cívico Santiago Amón que alberga la escuela. Hablamos con las bedeles que nos indican rápidamente dónde se encuentran las familias prácticamente sin identificarnos. Las cámaras y el portátil nos delatan.
Subimos a la primera planta y entramos en el aula donde podemos a ver miembros del AMPA comiendo todavía. Nos reciben con una gran sonrisa, acaban de llegar de sus casas y sus trabajos. «Ayer dormí aquí y me he ido a trabajar, acabo de llegar rápidamente», asegura Ángela mientras coge unas mandarinas de postre. «Vengo directo del trabajo para ver qué se necesita», explica Chema.
Miguel Ángel, que se mantiene en el fuerte desde la primera hora, habla con los concejales de Ciudadanos explicando la situación y exigiendo soluciones. A los pocos minutos de llegar nosotros, los ediles se marchan. «Solo queremos que se pongan las pilas tanto gobierno como oposición y se llegue a algo de una vez», reclama Miguel Ángel, «será lo único que consiga que salgamos de aquí».
Llevan muchos meses de lucha, más de diez, pero sorprende ver que entre las opciones no está el rendirse ni buscar un nuevo conservatorio. «Todos los padres estamos a una, no hay división», señalan orgullosos mientras explican el bagaje de luchas desde hace ya más de un año. «El enfrentamiento entre Escuela y Conservatorio está más que superado, solo queremos una educación normal para nuestros hijos».
Entre los miembros del AMPA hay familiares de alumnos y alumnas que no están afectados por la falta de profesores. «Aquí estamos muchos que nuestros hijos tienen todas las clases, pero da igual. Luchamos todos por lo mismo: una escuela con los recursos suficientes», aseguran triunfantes y con las pilas recargadas de nuevo.
Las infinitas acciones que han llevado a cabo durante estos meses no ha hecho más que unirles, y eso se nota en el ambiente que se respira en este aula en concreto. Familias enteras han acudido a echar una mano en todo lo que han podido: pancartas, transporte de instrumentos, redes sociales, comida para mantener el encierro… y sobre todo ideas.
Incluso los más pequeños están muy concienciados con lo que se necesita para poder continuar este proyecto: «Queremos profesores, ¿qué es una escuela si no tiene profesores?», se preguntan sin saber exactamente el motivo que les ha llevado hasta este punto.
«Nos decían que era por falta de competencias, pero es mentira», explican desde el AMPA después de haber tenido una mesa con todos los partidos políticos, gobierno y oposición. La conclusión de esta primera reunión fue la falta de documentación en los expedientes de contratación de los profesores, algo que ha ahondado aún más en el hartazgo de las familias.
Comienza el #EncierroMusical
Son ya las seis de la tarde y la gente empieza a acumularse en el aula de reuniones. Según llegan, van dejando todo lo necesario para pasar la noche: mantas, colchones, sacos de dormir, comida… En tan solo unas horas la montaña de ropa y sacos ha ocupado la mitad de la pared demostrando el gran número de familias movilizadas por la causa. Todo unido, todos buscando su hueco en el puzzle.
Aunque no tengan profesores, los alumnos siguen queriendo aprender y practicar sus instrumentos. La música empieza a sonar pronto de la mano y la boca de dos alumnos de trompeta, afectados por la baja de su profesor desde el curso pasado, que amenizan la reunión mientras algunos comienzan a preparar todo lo necesario para la cena.
«Ahí falta una nota», se me ocurre decirles mientras tocan ‘La vida es un carnaval’, «¡No!», contestan rápidos, «nosotros tocamos sobre plano, vamos a lo seguro y así aprovechamos para aprenderla», contestan entre risas enseñándome la partitura. Efectivamente, había un silencio. El repertorio es cada vez más amplio. Según pasan las horas, los participantes del encierro se marcan algún baile disfrutando de su particular noche de viernes.
Padres preparan las comidas y las cenas para todos y todas. Foto: Lito LizanaMientras algunos preparan sus sándwiches (con sandwichera incluida) otros abren los tappers y destapan los platos que se han traído de casa. La mesa rebosa comida que comparten como en un gran camping: croquetas, tortilla, embutidos e incluso tarta presiden la mesa donde las botellas de agua y refresco son lo más solicitado.
En la cena no solo están presentes los «encerrados» sino que vecinos de la zona, entidades vecinales y partidos políticos aprovechan para mostrar su apoyo. Miembros de Unidas Podemos y PP acuden a cenar y charlar con los afectados dándoles su punto de vista. Mientras que los de ULEG, que también acostumbran a visitarles, hoy están ocupados.
Se prepara la noche en el #EncierroMusical
El reloj da las once de la noche y cada vez son menos los acompañantes que se quedan. Los más jóvenes comienzan a buscar hueco para charlar entre ellos. Los grupos se mueven por el centro buscando bancos donde cenar lejos de los padres y disfrutando de las primeras horas de lo que sería una larga noche.
Algunos aprovechan que han traído sus propios instrumentos para practicar y dar un concierto improvisado. Los solos de Smoke on the water de Deep Purple o Thunderstruck de AC/DC son los más repetidos por los guitarristas que se han unido en una de las esquinas del centro.
El sonido llama rápidamente a los familiares que acuden a ver las auto-clases de refuerzo que se dan entre ellos mientras tocan sus instrumentos. Un bajo se suma a la banda mientras que cualquier cosa es buena para hacer la percusión. La música les une, es su motor de lucha, y lo demuestran en cada momento que pueden.
Tras el improvisado concierto, llega la relativa calma. La hora de empezar a prepararse para la noche. Unos sacamos los sacos de dormir y las mantas, los ‘privilegiados’ hinchan los colchones y buscan cualquier cosa que sirva de almohada. «No hemos traído colchones suficientes así que los niños duermen blanditos y a los padres nos toca el suelo», bromeaba una de las madres mientras hinchaba el susodicho colchón.
Encontrados los huecos para hacer el campamento de la noche, los pequeños aprovechan para hablar o jugar entre ellos. Mientras que los padres hablan en la sala de reuniones y organizan nuevas acciones que poder llevar a cabo durante el encierro: talleres, conciertos, clases… todas las ideas son bienvenidas para que la gente no olvide que siguen ahí, luchando, y debatidas entre todos los miembros del AMPA.
Son pasadas las 12 y una cámara de televisión llama a la puerta. Todos los presentes se movilizan para acudir a la llamada y poder llevar sus reivindicaciones a un amplio sector de la población: «Todo lo que podamos alcanzar, mejor. La gente tiene que saber cómo está la Escuela y el Conservatorio de Leganés», reclaman.
Los sacos no tardan mucho más en llenarse. Al menos los de los padres. A las 2 comienza a hacerse el silencio en la improvisada reunión del AMPA mientras que algunos jóvenes descansarán a partir de las 4 y media, las 6 o incluso las 7 de la mañana. Una hora más tarde, los padres empiezan a levantarse…
Tras una hora de «zafarrancho» de limpieza sin que quede ningún resto de que se ha pasado allí la noche, llega lo más deseado por todos: el desayuno. Un chocolate con churros que entona el cuerpo de los que han dormido poco por el frío y duro suelo, y los que lo hicieron por hablar con sus compañeros.
Un día más se suma al calendario. Ya van dos jornadas de encierro reivindicando lo que es suyo: el derecho a recibir educación musical que pagan con cada matrícula. Los jóvenes dejan constancia de lo ocurrido en el nuevo diario de a bordo mientras los padres se organizan para hacer frente a una nueva jornada. Toca prepararse de nuevo.
[…] infantiles, por no olvidarnos del conservatorio de música donde la situación no hace muchos meses les llevó a encerrarse ellos mismos en señal de […]