La precampaña electoral ha alterado a los cuervos que sobrevuelan los recursos públicos de Leganés. Santiago Llorente, el alcalde de Leganés, confirmó el objetivo de llegar a un acuerdo para la concesión a largo plazo del Estadio Municipal de Butarque antes de las inminentes elecciones de mayo. El usuario del estadio, el club privado de capital extranjero CD Leganés presiona con la inversión de los fondos de CVC Capital Partners, empresa de capital riesgo con sede el paraíso fiscal de Luxemburgo. CVC está invirtiendo más de 2.000 de euros en el fútbol profesional español, 450 millones en Segunda División. Los equipos de Segunda, la denominada Liga Smartbank, en la que pelea el CD Leganés, podrán destinar el 70% de este importe para infraestructuras, innovación tecnológica y digitalización. En el caso de Leganés, inicialmente la cifra del reparto ascendía a unos mareantes 72 millones y medio de euros, la mayor dotación de su categoría. En los borradores de los clubes de Segunda División se reflejaron mejoras y construcciones de instalaciones deportivas. El Leganés quiere ampliar el aforo y poner una cubierta en el estadio.
La Liga Nacional de Fútbol Profesional y CVC están apremiando a los equipos porque la mayoría están a punto de agotar las partidas destinadas a sanear cuentas y recomponer plantillas, pero las inversiones reservadas a infraestructuras van con mucho retraso por miedo a los descensos. Por lo menos, este año el CD Leganés tiene factible mantener la categoría. El club reclama que la cesión del estadio municipal tenga un periodo cercano a los 50 años y directamente al club. En el consistorio se opta una fórmula de dos plazos, tipo 30 más 20 años y que se haga, como sucedió en la fulgurante cesión de la Instalación Deportiva Butarque, a través de su fundación. Llorente ha transmitido a los medios su buena sintonía y total cooperación con esta empresa privada y su fundación para llegar a un acuerdo y que el club pueda contar con el apoyo de La Liga y sus fondos para hacer nuevas inversiones. CVC ya ha adelantado dinero a los clubes que han firmado con el fondo. El 75% de ese préstamo, que se devolverá a 50 años, debe invertirse obligatoriamente en mejora de las instalaciones. En el caso del Leganés, se destinarían 36,75 millones a estas mejoras del total de 49 que le
finalmente le corresponden. Una cifra importante para dejar todo atado antes de pasar por la lotería de las urnas.
El primer paso para dejarlo todo comprometido antes de las elecciones se efectuó furtivamente finalizando 2022. El pasado diciembre se aprobó un expediente de cesión de las instalaciones deportivas de Butarque a la Fundación del CD Leganés durante un periodo de 50 años. Con varios problemas de forma en la cesión, plagada de irregularidades, la Junta de Gobierno iniciaba por vía de urgencia la cesión de la Instalación Deportiva Butarque a la Fundación del Club Deportivo Leganés durante 28 años, ampliables otros 22 (los 50 que le interesan al club), para la implantación de un complejo deportivo. Es extraño que se emplee el procedimiento de urgencia para un acuerdo que se llevaba gestando, según indicó el alcalde, tres años. Santiago Llorente también defendió, efectivamente mostrando su sintonía con el club, que se trataba de una cesión gratuita, otra vez, por “ser entidad sin ánimo de lucro” para desarrollar actividades de tipo deportivo, resaltando el deporte femenino. El argumento de efectuar la cesión a una fundación, aunque sea la fundación de la entidad beneficiaria, da mucho juego. Aunque quizás sería importante para el deporte femenino dejar usar el campo municipal a su división femenina, que juega habitualmente en el Anexo Jesús Polo.
Esta concesión de 28 años, ampliables otros 22, de unos 90.000 metros cuadrados de equipamiento social y deportivo, se otorga a una sociedad anónima de capital extranjero a través de entidad intermedia de la Fundación del CD Leganés, como si fuera una cosa distinta que el propio CD Leganés. Aunque en sus fines conste “facilitar el acceso al deporte de todos los jóvenes; formar y desarrollar en el deporte a los jóvenes de la Comunidad de Madrid; dotar a los jóvenes de los medios imprescindibles (material deportivo, entrenadores, etc), para que se desarrollen en actividades deportivas; facilitar a las familias, mientras trabajan en el periodo estival, la formación deportiva de sus hijos (campus); y desarrollar la integración intercultural de los jóvenes en el deporte”, lo cierto es que la única actividad de la fundación es facilitar la actividad del club, cobrando a las familias para que puedan jugar al futbol niños y niñas en Leganés, pagando dinero por cada actividad que desarrollan sin poder utilizar las instalaciones destinadas al primer equipo. Esta gestión privada de recursos púbicos tampoco es neutral, penalizando a otros equipos mientras se reservan instalaciones para el primer y segundo equipo masculino. En las instalaciones ya se han realizado construcciones, vallados y urbanizando sin las licencias correspondientes. No se ha abierto ningún expediente sancionador.
El grupo inversor de capital extranjero Blue Crow Sports aterrizó en Leganés en verano de 2.022 desembolsando 39 millones de euros a Victoria Pavón y Felipe Moreno por más del 99 por ciento del capital. La operación se convirtió en la tercera más importante de Segunda División, lo que indica la magnitud de los intereses creados. A cierre del primer semestre de 2021-2022, la entidad tenía 13,2 millones en caja y otros 31,5 millones invertidos en bolsa. La ausencia de endeudamiento del club ha sido una de sus fortalezas a lo largo de su historia, tendiendo a 31 de diciembre de 2021 solo 3,5 millones pendientes de pago por fichajes de futbolistas. El grupo de capital extranjero del empresario Jeff Luhnow tomó el relevo del matrimonio Pavón-Moreno después de catorce años. El ejecutivo mexicano, de 55 años, también es propietario del Cancún FC de la Liga Expansión de México y fue gerente de los Astros de Houston. Luhnow representa a un grupo de empresarios norteamericanos involucrados en varias ramas de deporte, como fútbol, baloncesto, béisbol, fútbol americano, Fórmula 1 o los eSports.
Antes de la compra del club, el alcalde ya había tranquilizado a los posibles inversores en mayo de 2.022 comunicando que se iba a conceder una concesión administrativa a «largo plazo» al CD Leganés para el uso del estadio municipal de Butarque y de la Ciudad Deportiva, ya que eso garantizaría la llegada de inversiones a la ciudad a través de La Liga. Santiago Llorente se comprometía a «garantizar esas inversiones deportivas en la ciudad, sea quien sea el accionista». Y hubiera que hacer lo que hubiera que hacer, usando el patrimonio municipal como moneda de cambio a cinco décadas, porque, como explicó de forma campechana, “si la alquilas (una casa) a cuatro años, el inquilino no hará reformas, a lo sumo pintará; pero si lo haces a 20 años, se animará a hacer reformas». En medio siglo los incentivos para invertir se presuponen enormes, aunque la inversión de 2,5 millones para ampliar el estadio la sufragó Leganés mediante otra subvención pública.
Una vez formalizada la compra, el CD Leganés nombró vicepresidente en octubre a Eduardo Cosín. El ejecutivo, vicepresidente de inversiones, estrategia y desarrollo de Blue Crow Sports Group desde principios de 2.022, había trabajado en los últimos tres años en la dictadura de Arabia Saudí en diferentes proyectos, siendo director general de empresa pública Seera Sports, con la que el país árabe fomenta el talento nacional en el deporte. Como denuncia Amnistía Internacional, Arabia Saudí emplea esta estrategia de fomento del deporte como parte del blanqueamiento el régimen, consiguiendo organizar la Supercopa de fútbol de España y el próximo mundial de equipos. Además, Eduardo Cosín de Carvajal es uno de los únicos 12 agentes con los que cuenta la Federación Española de Fútbol para la organización de amistosos de selecciones o giras de amistosos de verano. Su contratación como vicepresidente suponía aumentar la partida de gastos de personal no deportivo, pasando de 795.000 euros a rozar el millón, 984.000. Mientras, el gasto planificado descendía de 6,386 millones de euros a 3,721 millones de euros. El gasto deportivo se reducía 2,665 millones, un 41,73% menos en plantilla para un grupo inversor que decía querer desarrollar un proyecto serio y ambicioso.
Con una plantilla que tenía difícil el ascenso, el club sí reforzaba un equipo de negociadores profesionales a la caza de inversiones y rentabilidad en un municipio con recursos públicos que explotar y un alcalde muy dispuesto a colaborar.
El trato de favor con el equipo de fútbol ha sido constante en Leganés. El estadio municipal que se quiere ceder 50 años lo pagó el Consorcio Urbanístico de Leganés Norte, lastrando las dotaciones deportivas y culturales de ese barrio. El objetivo del consorcio de promocionar suelo para actividades residenciales, creando barrios verdes y de calidad, se transformó en un estadio municipal explotado gratis y en exclusiva por una entidad privada. En los años más crudos de la crisis financiera, se mantuvieron las ayudas públicas a esta entidad privada de presupuestos millonarios. De 2003 a 2010 se conceden subvenciones anuales de 600.000 euros, en 2011 de 500.000 euros y desde 2012 362.000 euros anuales. Debido al descenso a Segunda División en 2.020, el CD Leganés dejó de repartir través de su Fundación el importe concedido en ayudas para otros clubes de la ciudad, como sí había ocurrido en los años anteriores, pese a percibir unos 15 millones de ayuda por el descenso de La Liga. La temporada 2018/2019, según las cuentas del club, el club recibió 2,68 millones de euros del consistorio municipal. El Ayuntamiento de Leganés dejó morir a su Fundación para el Deporte, después de años de inactividad, propiciando que la del CD Leganés asumiera sus funciones. El descenso de la entidad provocó un agujero en la promoción del deporte municipal que la Fundación y el Ayuntamiento maquillaron con la compra vehículos para Protección Civil.
Antes de la cesión de la Instalación Deportiva Butarque, se intentó regalar al club otra parcela pública en Leganés Norte. En 2016 se planteó ceder la única parcela del barrio de Leganés Norte destinada a uso deportivo, de 32.000 metros cuadrados, provocando una masiva manifestación de protesta de la vecindad reclamando la construcción de dotaciones deportivas públicas, que después de más de 20 años siguen sin efectuarse. El proyecto inicial de la ciudad deportiva del CD Leganés estaba valorado en 1,5 millones, financiado por la interpuesta Fundación del Club Deportivo Leganés. El club incluso llevó máquinas excavadoras y niveladoras para iniciar los trabajos de la obra en la Parcela O.17 D-5 del Barrio Leganés Norte sin tener siquiera la concesión. La protesta vecinal logró que el 24 de enero el máximo accionista, Felipe Moreno, comunicara la renuncia del CD Leganés a construir los campos de entrenamiento en Leganés Norte, optando por los mencionados terrenos de Butarque, también de titularidad pública y que requirieron nuevos convenios. La ya cedida a largo plazo Instalación Deportiva Butarque se estrenó a mediados de 2017, con un coste de 2,5 millones de euros pagados por el club.
Un tercio de los 32 que juegan en Primera o Segunda en estadios públicos pagan un alquiler anual. En Leganés incluso la luz se paga con las arcas pública. Sólo tres equipos reciben subvenciones del ayuntamiento local por utilizar las instalaciones municipales, Leganés, Cádiz y Numancia. Sólo el Leganés ha cobrado subvenciones estando en primera división. No parece extraño que también se quiera hipotecar la cesión del estadio antes de las elecciones de mayo, sobre todo si Llorente también puede usar otra vez el fútbol como arma electoral.
