Las vías del tren dividen a la ciudad de Leganés en dos, y su paso por Leganés Central marca la diferencia entre el casco antiguo y San Nicasio. Pero no solo a pie sino también en carretera con una característica muy particular: el puente de la Avenida Mendiguchía Carriche. A lo largo del tiempo a tenido muchos nombres pero el último en bautizarse ha sido el ‘puente tragacamiones’. Y este sábado hizo un nuevo homenaje a su nombre.
Un camión de poco tonelaje quiso entrar en el puente pero no se percató de la altura y, como viene siendo habitual, raspó con su techo toda la parte baja del puente quedando ‘descapotable’. Lo que puede parecer una anécdota se ha convertido en algo habitual a pesar de lo semáforos que fueron instalados hace casi una década y que se tornan en rojo cuando un vehículo supera la altura máxima del túnel.
El gran problema es que la altura del túnel varía y hace una «barriga» que hace que los conductores confíen en que pasarán pero luego disminuye confirmando que no pasan. Así se han quedado multitud de vehículos atrapados con los consiguientes atascos y daños al puente.
A la espera de la solución perfecta
Como comentamos, la situación se repite desde hace décadas y este hizo que durante la primera legislatura de Santiago Llorente (PSOE) se instalaran semáforos inteligentes que prometían acabar con el problema. Tanto es así que el concejal de Obras en aquel momento, Javier Márquez, llegaba a apostar en petit comité que nunca más habría ningún accidente. Pero no fue así.
Ahora la concejalía de Obras está en manos de Carlos Delgado (ULEG) que durante más de una década ha reclamado la instalación de gálibo a la distancia suficiente del túnel para que los conductores tengan margen de maniobra. Y es que ahora mismo los semáforos están sobre el techo del túnel impidiendo que el conductor pueda seguir recto en lugar de girar hacia el túnel.
