La noche más mágica del año se ha celebrado en Leganés una vez más: la noche de San Juan. Como cada año, un gran número de vecinos se han congregado desde primera hora de la noche en el apeadero de la estación de Zarzaquemada. Alrededor de la estatua en forma de dragón.
Durante las horas en las que la estatua ha estado instalada en las inmediaciones de las vías del tren, los vecinos se acercaban a arrojar los papeles con sus deseos para quemarlos. Aunque en la tradición no nos ponemos de acuerdo. «Echo todo lo malo para que se lo lleve el fuego», asegura un vecino; «escribo lo bueno para que el fuego lo atraiga», explica otra. Lo cierto, es que nadie deja pasar la oportunidad de participar.
Había quien esperaba hasta el último minuto, cuando el recinto ya estaba cerrado para arrojar su papel. Por eso, voluntarios de la Guardia Civil paseaban con cajas para que todos tuvieran la oportunidad de acercarles su papel que luego ellos introducían en la estatua justo después.
El fuego se lleva los deseos
Ahora ya solo quedaba esperar. Durante unos segundos el silencio se apoderaba de todos, a la espera de ver la estatua arder. ¡Y lo hacía! No sin susto, y es que el alcalde, Miguel Ángel Recuenco (Partido Popular) era el encargado de encender la mecha, llena de petardos, hasta que ardía la pira por completo.
Tan solo tardaba unos segundos, lo suficiente para generar una hoguera enorme y un foco de calor que hacía que los situados en primera fila se apartaran unos metros. Inmediatamente detrás del escenario surgieron los fuegos artificiales con los que se celebró la noche más corta del año.
Como era de esperar, los bomberos tuvieron un papel esencial en esta noche y es que, tras verse reducida la pira a la estructura básica, acudieron a apagar las llamas de la hoguera y, de paso, a ‘regar’ a los allí presentes que pedían a gritos «agua» ante el sofocante calor que desprendía la hoguera.