“Si bebía en Nochebuena, a lo mejor me levantaba el día de Navidad por la tarde”; “Aunque bebía durante todos los días del año, en Navidades el desfase era muchísimo mayor”; “Las fiestas son la excusa perfecta para beber más”; “Con suerte aparecía a cenar”... Para muchos, la Navidad es sinónimo de encuentros familiares, cenas de empresa, brindis entre amigos y celebraciones que, en muchos casos, tienen al alcohol como un protagonista casi indiscutible.
Las botellas de champán o cava, el vino durante la cena y las copas posteriores son tradiciones profundamente arraigadas en las celebraciones españolas. Sin embargo, no todas las familias asocian estas escenas con buenos recuerdos, especialmente cuando el alcohol gana demasiado protagonismo.
Ángel, quien este enero celebrará 19 años de abstinencia, recuerda las Navidades de los años en los que bebía de forma algo borrosa. Eran días en las que su entorno lo acompañaba en la bebida, incluso justificando su consumo. “¿Qué problema hay porque se tome unos quintos con sus amigos?”, solía decir su madre. Las fiestas navideñas eran la excusa perfecta para entregarse a su adicción. Sin embargo, el precio a pagar era alto: reuniones familiares a las que no llegaba, mañanas que despertaba tirado en el suelo o el silencio de una familia herida.
El consumo se multiplica en fiestas
Cuando el consumo, ya sea de alcohol o de otras sustancias, domina tu día a día, las fiestas navideñas se convierten en una época perfecta para dar rienda suelta a la adicción. Personas que durante el año no beben, “sacan la botella” en Nochebuena, Navidad o Nochevieja. La sociedad ha normalizado el consumo de alcohol, pero también el exceso que se produce en estas fechas. Desde la Asociación Alcohólicos en Abstinencia de Leganés (AAAL) lo tienen claro, las Navidades pueden ser una época muy complicada y peligrosa para quien tenga un problema de adicción o esté intentando salir de él.
“Yo no podía ir a una cena de Nochebuena o de Nochevieja porque ahí bebe hasta el gato”, confiesa a Leganés Activo un miembro de la asociación. Otros usuarios de la AAAL explican cómo casi todas las celebraciones en estas fechas están relacionadas en mayor o menor medida con el alcohol: “Incluso en las cestas de Navidad hemos normalizado que se regale vino o champán”. Muchos de ellos han tenido que renunciar durante años a cenas de empresa o reuniones familiares para no poner en peligro su abstinencia.
Una vecina de Leganés corrobora este consumo de alcohol desmedido en la época de Navidad, explicando cómo en el bar donde trabaja se han llegado a consumir hasta 25 botellas de ron, ginebra y otros licores en una sola comida de empresa. Por otro lado, otro vecino de Leganés compartía en sus redes sociales el ticket de la cena de Navidad de su empresa, donde se podían leer “14 tercios, 44 cañas dobles, 7 tintos de verano…”.
“Somos enfermos, no solo consumimos físicamente, también nos afecta el ambiente de las calles, los olores… Consumimos por los cinco sentidos. Y estos son días complicados porque todo te recuerda a tu adicción”, reconoce otro de los miembros de la asociación. Además, el profundo arraigo del alcohol en la cultura española y en las celebraciones navideñas puede convertir la abstinencia en un desafío social. “Muchos familiares te dicen que el que no tiene que beber eres tú, pero no entienden que, simplemente al verlo, ya te está causando un problema”, explican.
“Es más caro un litro de leche que un litro de vino”
Desde AAAL llaman al alcohol “la madre de todas las drogas”. Un usuario de la asociación, que fue adicto a la cocaína, explica: “El primer día yo no empecé consumiendo cocaína, sino que simplemente bebía alcohol, y de ahí vas subiendo. El alcohol parece inofensivo, pero todo el mundo empieza bebiendo alcohol, y es el que te abre la puerta al consumo de otras sustancias. A día de hoy, es la droga que más muertes directas e indirectas causa”.
“La sociedad piensa que los alcohólicos sólo son los que viven en la calle, pero hay mucha gente alcohólica que pasa desapercibida. La sociedad ve el problema en quien está debajo de unos cartones, pero no en el vecino que llega a su casa borracho todas las tardes”. Con ello advierten del peligro que puede derivar de la normalización del consumo de alcohol. Al pasar más desapercibido, “no llama la atención que una persona todos los días después del trabajo se vaya al bar a beber”, cuando sí debería.
La cultura de ocio y fiesta que caracteriza a España normaliza aún más el beber alcohol. Uno de los miembros de la asociación, que lleva casi 20 años en abstinencia, denuncia cómo “es más caro un litro de leche que un litro de vino”.
La adicción no entiende de clase, edad o sexo
La adicción no discrimina; puede afectar a cualquier persona, independientemente de su edad, género o posición social. Los usuarios de la AAAL recuerdan cómo han pasado por sus terapias empresarios, alcaldes, policías… La adicción puede llegar a cualquier edad y a cualquier entorno: “Yo he sido alcohólico y mis padres no han bebido ni fumado nunca”; “A los doce años fue la primera vez que consumí”.
La lucha contra la normalización del consumo de alcohol y su prevención pasa, necesariamente, por la educación, la visibilización y la concienciación. El ejemplo de los padres es fundamental en la relación que los hijos desarrollan con el alcohol. No se puede pedir a un niño que no beba cuando cumpla 12 años si ha crecido viendo cómo todo el ocio de su entorno está relacionado con el alcohol y con ir a bares.
Por otro lado, desde la AAAL advierten que los estereotipos continúan perpetuando una visión desigual del alcoholismo. Mientras que el consumo excesivo en hombres suele ser más tolerado o incluso normalizado, las mujeres enfrentan una mayor estigmatización, lo que las lleva a ocultar su problema.
“No sólo es dejar de consumir alcohol, es mantenerse en abstinencia durante toda la vida”
La Asociación Alcohólicos en Abstinencia de Leganés (AAAL) va a cumplir 38 años desde su fundación. A ella acuden diariamente entre 100 y 150 personas de toda la Comunidad de Madrid. “Son diferentes adicciones y diferentes historias, pero tienen patrones comunes”, todas estas personas “comparten la misma enfermedad y los mismos hábitos”, explican desde la directiva. A través de terapias de autoayuda y el apoyo mutuo, buscan una alternativa al consumo, participando en actividades grupales donde pueden escuchar y aprender de las vivencias de otros que han atravesado situaciones parecidas.
“No sólo es dejar de consumir, es mantenerse en abstinencia durante toda la vida”, comentan desde la dirección: “Lo que hacemos aquí es volver reeducarnos, aprender a vivir de otra manera, evitando recaer y haciendo otras actividades que no estén ligadas al consumo, algo que en este país es muy complicado”. “No estamos aquí por beber dos botellines, sino porque una vez que empezamos no tenemos retorno, no tenemos frenos”, añade otro usuario de la asociación.
Buscar apoyo, el primer paso
La recuperación del alcoholismo no es un proceso aislado; afecta tanto a quienes lo sufren como a sus familias. Para los adictos, abandonar el consumo es un punto de partida que, con esfuerzo, puede mostrar resultados en pocos meses. Sin embargo, el impacto en los familiares, que han vivido años o décadas lidiando con las consecuencias de esta enfermedad, tarda mucho más en sanar. Muchas personas llegan a la recuperación en situaciones extremas, a menudo forzadas por circunstancias límite, pero dar ese paso es fundamental.
El alcoholismo, a diferencia de otras adicciones, está tan normalizado que pasa desapercibido: un hábito diario, como tomar una copa después del trabajo, puede ocultar una dependencia profunda. A pesar de ser una enfermedad, sigue estando estigmatizada y oculta, tanto por los afectados como por sus familias, debido a la vergüenza. Sin embargo, salir adelante es posible. Cambiar los hábitos, buscar apoyo en asociaciones y entender que no se está solo son claves para transformar la vida. Como dicen quienes han logrado superarlo: «Si quieres cambios en tu vida, tienes que hacer cambios». Aunque el camino sea duro, siempre hay algo más que se puede hacer, y el esfuerzo vale la pena.
Es posible salir
La Asociación Alcohólicos en Abstinencia de Leganés (AAAL) cuenta con un espacio cedido por el Ayuntamiento de Leganés, lo que les permite ofrecer un lugar adecuado para sus terapias y actividades. Además, la dirección de la asociación está profundamente comprometida con la causa, dedicando tiempo y esfuerzo para apoyar a quienes luchan contra la adicción. Sin embargo, a pesar de estos recursos, la necesidad de más apoyo y financiación sigue siendo una constante.
La asociación organiza diversas actividades que, si bien son fundamentales para la rehabilitación de los enfermos y el apoyo a sus familias, implican un coste económico que muchas veces las familias no pueden asumir. Las adicciones suelen generar grandes dificultades financieras, por lo que la AAAL necesita disponer de recursos para poder ofrecer estas actividades sin que supongan una carga económica adicional para aquellos que ya atraviesan una situación complicada.
Desde la Asociación, los propios usuarios que han logrado superar su adicción aseguran que “sí es posible salir”. Aunque “el camino al principio es difícil”, coinciden en que la recuperación merece la pena. A través de su experiencia, animan a quienes aún luchan con la adicción a no rendirse, a buscar ayuda y a creer en la posibilidad de un futuro diferente. La clave está en dar el primer paso, por pequeño que sea, y seguir adelante con el apoyo de la asociación y sus terapias, y si es posible con el acompañamiento de las familias. Los testimonios de quienes ya han logrado mantenerse en abstinencia son un claro mensaje de esperanza para aquellos que aún están en el proceso.
