El CD Leganés no estaba dispuesto a rendirse. En una final anticipada por la permanencia, el conjunto pepinero logró una victoria de oro en el Estadio de Gran Canaria ante la UD Las Palmas (0-1), que le permite seguir soñando con la salvación en la máxima categoría del fútbol español. Un solitario tanto de Dani Raba, en los primeros compases del encuentro, bastó para que los de Butarque se llevaran tres puntos vitales en su objetivo de seguir en LaLiga EA Sports.
Gol tempranero, VAR mediante
El partido no pudo comenzar mejor para los de Imanol Idiakez. Apenas se habían disputado seis minutos cuando Juan Cruz centró al corazón del área y Dani Raba, entrando con decisión, conectó un cabezazo impecable que batió por bajo al guardameta local. El tanto fue revisado por el VAR debido a una posible infracción previa, pero la revisión confirmó el gol: Las Palmas 0, CD Leganés 1.
Lejos de replegarse tras el tanto, el Leganés supo gestionar bien los primeros envites de los canarios. Las Palmas respondió con un asedio inicial que se tradujo en varios remates peligrosos, pero un inspirado Dmitrovic y una defensa ordenada evitaron el empate.
Un muro llamado Leganés
Con el marcador a favor, el Leganés jugó con inteligencia. Tapia, Sáenz y un notable Renato Tapia se encargaron de sostener el centro del campo ante las internadas de Manu Fuster, Moleiro y un activo McKenna. Los locales buscaron el empate por todos los medios, pero les faltó precisión y claridad en los metros finales. La ocasión más clara llegó en el 90+3’, cuando Sergio Viera remató de cabeza tras un córner, pero el balón se marchó desviado.
El Leganés, por su parte, no renunció al ataque. Óscar Rodríguez rozó el 0-2 en el 76’ con un remate cruzado que se fue rozando el palo. El equipo madrileño supo sufrir, especialmente en los más de cinco minutos de añadido, en los que cada despeje fue celebrado como un gol por la expedición pepinera.
Tres puntos que valen una vida
La victoria permite al Leganés seguir con vida en la lucha por la permanencia. A falta de pocas jornadas, este triunfo supone un empujón moral y clasificatorio para un equipo que, pese a las lesiones de jugadores clave como Munir o Nastasic, supo rehacerse y competir como exige la élite.
El vestuario lo celebró como una final. Y no es para menos: este equipo, con su alma combativa y su entrega innegociable, ha demostrado que no se baja los brazos mientras las matemáticas den opciones. La batalla por la permanencia sigue, y el Leganés sigue en pie.