España afronta la primera ola de calor del verano, tal y como ha confirmado la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Con temperaturas que alcanzan los 40 °C en buena parte del país, el calor extremo no solo afecta al cuerpo durante el día: también desajusta el reloj interno y dificulta el descanso nocturno.
En este contexto, desde Nara Seguros, marca de seguros especializada en salud, vida y ahorro, advierten del impacto que las altas temperaturas, sumadas a los desajustes propios del verano, pueden tener sobre el sueño.
Una cuarta parte de la población adulta tiene insomnio
Dormir bien ya es un reto para muchas personas a lo largo del año. De hecho, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), entre un 25 y un 35 % de la población adulta padece insomnio transitorio. Un problema cada vez más frecuente que, además, se intensifica durante los meses de verano.
En esta época, el sueño de millones de personas se ve alterado por dos factores principales: el calor extremo y la ruptura de hábitos. La consecuencia es clara: malestar, irritabilidad, falta de concentración e incluso un aumento del estrés diario.
El calor aumenta los problemas de sueño
Cuando las temperaturas nocturnas superan los 24 °C, el cuerpo tiene dificultades para alcanzar su temperatura ideal de descanso (entre 18 y 20 °C). Esto interrumpe las fases profundas del sueño, genera sudoración excesiva, despertares frecuentes y una marcada sensación de fatiga al despertar.
A esto se suman los cambios típicos del verano, como las cenas tardías, siestas más largas, un mayor uso de pantallas o la pérdida de regularidad en los horarios. Todo ello altera el ritmo circadiano y puede desembocar en lo que los expertos llaman “insomnio estival”: un trastorno cada vez más común, sobre todo entre personas mayores, niños y quienes ya arrastran problemas de sueño previos.
5 consejos para dormir con calor
Para combatir este fenómeno, desde Nara Seguros proponen cinco recomendaciones para mejorar el descanso incluso en los días más calurosos:
- Ventila y oscurece tu habitación: ventilar a primera hora y cerrar persianas durante el día ayuda a mantener una temperatura más fresca por la noche. Utiliza ropa de cama ligera, preferiblemente de algodón o lino.
- Evita cenas copiosas o muy tardías: el proceso digestivo eleva la temperatura corporal. Mejor optar por platos ligeros, ricos en agua (frutas, verduras, pescados blancos) y cenar al menos dos horas antes de dormir.
- Bebe con moderación (y a las horas adecuadas): una hidratación constante a lo largo del día es clave, pero se debe evitar beber grandes cantidades justo antes de acostarte para no interrumpir el descanso.
- Apaga pantallas antes de dormir: la luz azul de móviles, tablets y televisores altera la producción natural de melatonina, la hormona del sueño. Sustituye el scroll nocturno por lectura ligera o meditación.
- Adapta tu ritmo diario: mantener cierta regularidad en los horarios, evitar siestas excesivas y crear una rutina relajante antes de dormir ayuda a que el cuerpo se prepare para el descanso incluso en días de calor extremo.
“Cuidar el sueño es cuidar de la salud física, mental y emocional. En un momento como el verano, con altas temperaturas y rutinas más flexibles, es aún más importante prestar atención a cómo dormimos. Un buen descanso mejora nuestras defensas, la concentración, el estado de ánimo y reduce el riesgo de accidentes o enfermedades”, destacan desde la compañía.