Al mediodía de este viernes 3 de octubre, la Plaza España de Leganés se transformó en un grito colectivo. Bajo el lema “Educación contra la barbarie”, decenas de trabajadoras y trabajadores de la enseñanza pública aprovecharon las dos horas de paro de clases para denunciar el genocidio en Gaza, expresar su solidaridad con Palestina y señalar directamente a la Comunidad de Madrid y a Isabel Díaz Ayuso (PP), que ha prohibido mostrar banderas palestinas en los centros educativos.
El ambiente reivindicativo ponía los pelos de punta a quienes se asomaban a la plaza. Los cánticos y pancartas recordaban a cada instante la crudeza de un genocidio retransmitido en directo: más de 30.000 personas asesinadas en Gaza, la mayoría civiles, entre ellas miles de niñas y niños.
Hospitales arrasados, escuelas derribadas, barrios enteros convertidos en polvo bajo los bombardeos israelíes. Los asistentes señalaron sin titubeos a Benjamin Netanyahu y a su gobierno como responsables directos de lo que organismos internacionales ya califican como crímenes contra la humanidad.

Foto: Lito Lizana | Leganés Activo
Símbolos que resisten en las aulas
La concentración también tuvo un fuerte mensaje contra las políticas de Ayuso. Bajo su prohibición de desplegar banderas palestinas en los colegios, el profesorado recordó cómo los propios palestinos convirtieron hace años la sandía en un símbolo de resistencia: su piel verde, la pulpa roja y las semillas negras recogen los colores de una bandera prohibida. En Leganés, esa sandía se desplegó en pancartas junto a lemas como “Palestina Libre”, “Gaza aguanta, la escuela se levanta” o “Alto al genocidio”.
La flotilla y la solidaridad internacional
Entre las consignas resonó también la situación de los 473 miembros de la flotilla Somuz, retenidos en una prisión de Israel tras ser interceptados en aguas internacionales cuando trataban de llevar ayuda humanitaria a Gaza. Para los juristas consultados, ese abordaje no es solo un abuso de poder: constituye una violación flagrante del derecho internacional. El recuerdo de la flotilla hizo que muchos asistentes subrayaran que la causa palestina no es un conflicto lejano, sino una herida que atraviesa fronteras y compromete al derecho internacional.
De Leganés a Madrid: un movimiento que crece
La protesta en Plaza España se planteó como un preludio de la gran movilización en Madrid, donde sindicatos, colectivos sociales y plataformas solidarias reclamarán un alto el fuego inmediato, el embargo de armas y la ruptura de relaciones con Israel. La conexión entre lo local y lo global fue evidente: denunciar a Netanyahu como genocida y, al mismo tiempo, cuestionar las políticas de Ayuso que precarizan la enseñanza pública.

Foto: Lito Lizana | Leganés Activo
Educación que lucha
“Educar también es luchar”, repetían varios docentes. Porque la concentración dejó claro que la escuela pública no es neutral: tiene que defender valores de justicia, derechos humanos y solidaridad. En Leganés, los profesores y profesoras no solo se enfrentan a recortes y a aulas masificadas, sino que también levantan la voz contra la barbarie internacional.
Mientras Palestina resiste bajo bombas y bloqueos, la escuela en Leganés se levanta. Y cada pancarta, cada voz, cada símbolo de sandía pintado a mano se convierte en un recordatorio de que la solidaridad atraviesa océanos, derriba prohibiciones y desafía la impunidad.
