Desde abril de 2015, el centro comercial madrileño cubre parte de los gastos derivados por la gestión del comedor y lleva a cabo diferentes acciones de colaboración con la asociación benéfica de Leganés
Parquesur y el comedor de Paquita Gallego han firmado la renovación de su convenio de colaboración para seguir cubriendo parte de los gastos derivados de la gestión de la asociación benéfica. Además de la ayuda económica, el acuerdo también incluye la puesta en marcha de diferentes acciones de carácter solidario como la cesión por parte de Parquesur de un espacio destinado a la recogida de alimentos o la colaboración de los trabajadores en el comedor como voluntarios.
Enrique Bayón, director de Parquesur, mostró la satisfacción del centro comercial y de sus trabajadores por esta renovación: “Estamos muy orgullosos de poder contribuir a la gran labor que realiza cada día el comedor de Paquita Gallego con los más necesitados. Llevamos desde abril de 2015 colaborando y esperamos seguir haciéndolo por mucho más tiempo”.
La Asociación Madre de la Alegría gestiona desde hace casi cuatro décadas el comedor en la localidad madrileña de Leganés. Su fundadora, Paquita Gallego, comenzó en los años 70 dando de comer en su casa a niños del barrio, pagándoles los libros al inicio del curso y abrió una guardería para los hijos de aquellos padres que no podían atenderles porque se encontraban trabajando.
El comedor fue creciendo poco a poco por la demanda social y alquilaron el local donde se encuentran hasta ahora en la calle de Santa Rosa de Leganés. La gratuidad de las guarderías y colegios resolvió la situación de los niños, pero en los años ochenta cambió el perfil de los usuarios al acudir al comedor jóvenes con problemas de alcohol y drogas.
Al fallecer en 1986, el grupo de voluntarias que trabajaban con ella continuó con la labor de su fundadora. En la actualidad, el centro atiende diariamente en torno a 100 personas, a quienes se les ofrece de lunes a viernes un plato de comida caliente, café, una pieza de futa y un bocadillo para la cena.
En la actualidad, ha vuelto a cambiar el perfil de los comensales, y no solo acuden toxicómanos o alcohólicos, sino también personas sin hogar, inmigrantes, desempleados y mayores cuya pensión no supera el salario mínimo.