Ya dijeron en la previa que en Leganés los sueños se cumplen. Daban igual la derrota en Butarque hace una semana y el desgaste de luchar con uñas y dientes en dos competiciones. Daban igual las lesiones que siempre cambian el esquema del partido. Daba igual tener en frente a un equipo como el Real Madrid, porque el fútbol tiene ese punto de irracional que lo hace tan odiado y tan querido.
Así salió el Leganés, buscando lo irracional de remontar un gol en contra en feudo blanco, saliendo con todo para dejar el sello pepinero en el césped del Bernabéu. Comenzaba el equipo de Asier Garitano presionando muy arriba, ahogando a un Madrid que tenía la pelota pero que, sin espacios, no generó ni una sola ocasión de peligro en la primera mitad. Claudio Beauvue pudo dar la sorpresa a los tres minutos estrellando en el exterior del palo una falta que lanzó abombada por encima de la defensa.
Fue el de Guadalupe, con pasaporte francés, uno de los más activos de los primeros cuarenta y cinco minutos junto a la sociedad Amrabat-Diego Rico en banda izquierda, intratable, que superó a un joven Achraf que no tuvo su mejor noche. Las coberturas fueron importantes, con los extremos de Leganés como segundos laterales, porque para poder hacer un buen ataque hay que estar bien defendido.
La labor de anular a Karim Benzema fue esencial para evitar cualquier tentativa de ataque madridista, aunque Theo, Isco y Asensio campaban demasiado libres por el césped de Madrid. El Leganés, aprovechando la rotura blanca en el centro del campo, desplazó su zona de creación al círculo central y aportó más intensidad, aunque sin un peligro aparente.
Pero en este deporte nunca se sabe, y en una jugada sin demasiada relevancia, en el minuto 31, un error en pase de Achraf le dio el balón a un titánico Javi Eraso que lanzó desde fuera del área para empujar el balón a la portería, por toda la escuadra, y poner patas arriba el guion establecido en el Bernabéu. Pudo irse el Leganés con 0-2 porque ocasiones no le faltaron, como la volea en el aire de Beauvue que cerró la primera mitad.
El segundo acto comenzó de la peor manera posible para todo aficionado pepinero. Un pase al hueco dejaba solo a Benzema, que picaba un balón cruzado a la portería de Nereo Champagne para empatar el partido y poner al Real Madrid con pie y medio en semifinales. Pero el Leganés no bajó los brazos y siguió mostrando credenciales para merecer el pase más que el equipo de Zidane.
Fue entonces cuando tenía que llegar Gabriel, capitán hoy sobre el terreno de juego y máximo goleador del equipo esta temporada. Su juego dio mucho a los jugadores más adelantados, pero fue él mismo quien remató ese corner de Eraso en el 55’ para poner a toda una ciudad botando de alegría. 1-2 en el marcador y Leganés en su cita histórica de semifinales con este resultado.
A partir de ahí, el juego de pizarra y el movimiento de las fichas fueron, sin duda, la clave para los últimos treinta minutos. La entrada de Mantovani y Raúl García para reforzar una defensa que acabaría formada por cinco jugadores y de Naranjo para intentar dar el empuje definitivo fueron los jugadas de Garitano, mientras que Zidane cometió el error de sentar a Isco, el mejor del once blanco. El minuto noventa debía llegar por todos los medios, aunque a Champagne le costara la tarjeta amarilla. La desesperación del Real Madrid por marcar el gol que necesitaba causó, probablemente, más de un sobresalto en el aficionado medio.
Las ocasiones seguían llegando para ambos equipos aunque, las más claras, se pintaron de color blanco. Pero se encontraron con un problema, y es que Nereo Champagne no quiere renunciar a seguir parando balones en Copa. Paradas en el 80’ y el 84’ a Benzema y Ramos son argumentos suficientes para calificar a Champagne como uno de los héroes de la eliminatoria. Al final, el tiempo pesaba para unos y para otros por igual. Apretones de muñeca, salto sin sentido y palabras irracionales se suceden cuando ves a tu equipo a solo unos instantes de alcanzar una gloria desconocida.
El silbato del árbitro fue música para el cuadro pepinero, que celebró no solo la victoria simbólica en Chamartín, sino también el hito de haber tumbado a un doble campeón de España y Europa para pasar, por primera vez, a semifinales de la Copa del Rey. Los cuatro mejores equipos se verán las caras este viernes en el sorteo. Sea cual sea el rival y, por descontado, el resultado, el éxito en Leganés ya ha llegado. Porque en esta ciudad, todos los sueños parecen cumplirse.
