El entrenador del CD Leganés ha confesado que «era escéptico» en cuanto a la legalidad del tanto que emprendió la victoria de este jueves frente al Athletic Club (0-2). «El VAR en esta ocasión cayó de nuestro lado», ha sostenido con alivio.
El CD Leganés ha alcanzado la jornada 38 de LaLiga con opciones de salvación después de un sufrido triunfo en San Mamés (0-2) encaminado gracias a un gol con suspense de Guerrero. «Soy un fiel defensor del VAR y era escéptico, pensé que lo iba a anular pero en esta ocasión cayó de nuestro lado», reflejó el técnico pepinero, Javier Aguirre, a la conclusión del duelo.
«Me pareció que estaba bien anulado. Le pregunte al cuarto árbitro y me dijo que estaba ahí ahí. Si me hubiera dicho ‘no míster, tranquilo, es fuera de juego…’, pero cuando me dice que esta ahí ahí dije, bueno, a ver si se juntan los astros y nos lo dan», admitió el mexicano en su explicación de una jugada que valió una última bala para la salvación leganense. «Luego sellamos con ese segundo gol, aunque el Athletic dejó espacios porque necesitaban ganar», amplió, tras un encuentro en el que destacaron los estrenos goleadores de unos Guerrero y Assalé que «han trabajado bien».
Para ‘El Vasco’, después de la derrota contra el Sevilla hubo un punto de inflexión. «Fue un varapalo muy fuerte, estuvimos golpeados esos días. A partir de ahí nos reseteamos y hemos conseguido buenos resultados», apuntó, satisfecho por haber mantenido el pulso por mantener la categoría hasta la última fecha pese a las complicaciones. «Nos cuesta un mundo hacer un gol, pero si estamos aprovechando las oportunidades, hasta el final las agotaremos. Lo que de nosotros dependa lo intentaremos. Ir a ganar y esperar, es lo que nos queda», comentó.
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De la victoria, Aguirre rescató por encima de todo el compromiso de Bustinza y Rubén Pérez, duda hasta el último momento por molestias. «Quiero agradecerles públicamente su amor por el equipo, su capitanía la llevan a rajatabla. Cualquier otro se hubiera borrado. Tenía el tobillo inflamadísimo Unai (Bustinza) y aguantó 90 minutos. Rubén tenía el aductor para romperse, estaba muy lastimado y jugó 90 minutos y la amarilla le va a privar de estar en el último partido de la temporada», recogió, incidiendo además que este jueves «el espíritu de estos dos guerreros fue lo que nos alentó». En dudas similares se encontraba Omeruo, sobre quien declaró que «venía de una lesión muscular, entrenó y lo tenía en el banquillo entre algodones».
Desde el pitido final en Bilbao la mente se ha puesto en un domingo para el que «la afición es fundamental» incluso con sus mensajes desde la distancia. La única opción de salir con vida pasa por vencer a un Real Madrid con la liga ya en el bolsillo y esperar un pinchazo del Celta de Vigo en su visita al RCD Espanyol.
