Más de 700.000 solicitudes del Ingreso Mínimo Vital han sido rechazadas, un 10% de ellas por problemas con la unidad de convivencia, según la Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales.
Cuando se va a cumplir un año de la aprobación del Ingreso Mínimo Vital los problemas en los trámites de las solicitudes siguen trayendo cola. Según el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, se han registrado más de un millón de solicitudes de las que no se han llegado a tramitar ni siquiera un 1% a día de hoy y es que el plazo medio de gestión se encuentra en los 7 meses.
De las solicitudes que se han gestionado, 3 de cada 4 han sido rechazadas, lo que ha dejado desamparadas a miles de personas, muchas de ellas sin conocer exactamente los motivos que han llevado al rechazo. Este es el caso de Juan Carlos, locutor y vecino de Leganés, quien después de más de un año sin ingresos de ningún tipo ha visto su solicitud rechazada por compartir piso.
Y es que uno de los documentos solicitados por el Instituto de la Seguridad Social para la tramitación es el empadronamiento, lo que ha traído problemas. «Me reclaman pertenecer a otra unidad de convivencia, esto quiere decir que en el momento que ven que convives con alguien, sea pareja, familia o un compañero de piso, te lo deniegan», nos cuenta Juan Carlos quien convive con su pareja con quien no le une ningún lazo legal: «no estoy casado ni somos pareja de hecho» requisitos que sí constan como motivo de rechazo. «Parece que tengo que vivir debajo de un puente», asegura.
Negativa a los colectivos vulnerables
Aunque en un primer momento se aseguró que las familias monoparentales serían prioridad para esta ayuda, estas también se han visto afectadas por la mala gestión como es el caso de Paula, madre soltera y víctima de violencia de género con un desahucio programado en los próximos meses. «Pertenezco a un colectivo de extrema vulnerabilidad y a día de hoy no sé nada sobre la solicitud. Les he enviado una reclamación administrativa exponiendo mi caso para que la resuelvan lo antes posible porque evitaría mi desahucio».
Avalada por un informe de su asistente social, Paula se vio obligada a registrar una nueva solicitud por culpa del mal funcionamiento de la web. «Solo funciona por las noches», asegura Juan Carlos. «Me hicieron ir a Toledo porque no se grabaron bien los datos en su página», apunta Paula. Un dato importante ya que, de aceptarse, se concede la paga desde que se registrara la solicitud.
Precisamente por esto María, que forma familia monoparental con su niño de 3 años, ha comenzado una batalla contra el Instituto de la Seguridad Social. Después de 10 meses de espera su solicitud sigue pendiente «me han dicho que eche otra solicitud, que las nuevas las gestionan rápido porque no quieren pagar los atrasos», algo a lo que se niega por lo que ha interpuesto «una reclamación vía administrativa, y si no tengo respuesta iré por la vía judicial».
Al igual que Paula, María comparte piso debido a que lleva sin ningún tipo de ingreso desde 2019, motivo por el cual se le ha rechazado la solicitud: «alegan que hay más de un titular en la vivienda». Por ello, reclama además coherencia en los criterios y los plazos: «conozco casos iguales que el mío que se lo han aprobado ya, incluso cobrando el paro».
Contando los días
En el caso de Juan Carlos, tras 30 años trabajando en el mundo del periodismo, se ha visto obligado a reciclarse comenzando un curso de la UNED para el que ha tenido que pedir ayuda económica. La negativa del IMV tras cuatro años en el paro ha sido la gota que ha hecho que Juan Carlos saliera a la calle con un cartel pidiendo empleo. «Es lo único que me queda por hacer», asegura quien reconoce que la situación le afecta psicológicamente.
Así, ha aprovechado la campaña electoral para utilizar las redes sociales para hacer su caso visible. Y es que su lucha aún no ha terminado: la próxima semana tiene una cita para reclamar el IMV en la Seguridad Social. «Espero que me lo reconozcan porque cumplo absolutamente todos los requisitos», remarca.