La mañana del 21 de mayo se quedará grabada e la retina de Marta y sus tres hijos de Leganés y las decenas de personas que han acudido a apoyarles. Desde primera hora, un furgón de la Policía Nacional llegaba a la Avenida de la Universidad, a escasos metros de la Comisaría de Policía, para comenzar un cordón policial.
Delante de la estrecha puerta del portal, 4 agentes de Policía Nacional se apostaban para evitar que ningún vecino entrara en el edificio. Tan solo quienes acreditaran ser vecinos o trabajadores podían acceder. La representante de la PAH, que ha ayudado a las negociaciones para evitar el desahucio desde hace una semana, no podía entrar.
«Ayer casi llegamos a un acuerdo pero cuando íbamos a firmar, el fondo buitre se echó atrás por un tecnicismo», explicaban desde la PAH. Ahora, no podían ayudar a la afectada a negociar. «Hemos llamado y no nos lo cogen, y no nos dejan subir a apoyar«. Eran las 11 de la mañana. Quedaba una hora y media hasta la hora tope.
Sin intención de negociación
Marta, con sus tres hijos, de 11, 9 y 1 años, se encontraban en el piso junto a una trabajadora social del Ayuntamiento y Alba Pulido, concejala de Podemos-IU Leganés. Juntas hablaban con la Comisión Judicial que no daba su brazo a torcer mientras que desde Servicios Sociales no se aportaban soluciones. Abajo, al teléfono, los representantes de la PAH intentando negociar con el fondo buitre.
«Es un atropello que dejen a tres menores en la calle. Hay que cumplir la ley, estamos de acuerdo, pero hay que cumplirla para todo. Echar a una familia con menores en pleno curso escolar, con informe de vulenerabilidad y sin juicio, es ilegal. Y más con el Real Decreto antidesahucios aún en vigor», explica Pulido.
En el interior de la vivienda, la tensión fue en aumento. La comisión judicial llamaba a los cerrajeros, quienes tomaban medidas de la puerta mientras aún se estaba pidiendo una posible prórroga. «La Comisión judicial se ha cerrado en banda. Solo hemos conseguido que les permitan recoger sus cosas un día de la semana que viene«, lamentaba la concejala. Y es que el desahucio, finalmente, se llevaba a cabo.
Atendida por una crisis de ansiedad
La situación ha superado a Marta, que incluso ha tenido que ser atendida tras tener un amago de salir al balcón. Efectivos del SUMMA, una vez ejecutado el desahucio, acudían al lugar para tratarla. Más tranquila, Marta regresaba para recoger las pocas cosas que había podido sacar en un carrito de la compra y varias maletas.
«Esta noche tenemos un hotel que nos ha gestionado Servicios Sociales en Fuenlabrada. Después ya veremos cómo nos las apañamos… No tenemos adónde ir pero tengo claro que con mis hijos no me voy a la calle. Esperamos que nos concedan la vivienda social que llevamos años solicitando», se lamentaba Marta entre lágrimas mientras recogía sus cosas.
Se trata solo de uno de los cuatro casos que hay actualmente en ‘activo’ en la Asamblea de la PAH. Y es que cada vez son más las familias que, tras quedarse en paro o por una reducción de jornada, ven su sueldo minimizado haciendo imposible que hagan frente a un alquiler en el mercado inmobiliario, y menos a una hipoteca. Un problema que está aumentando los impagos en algunos casos, expulsando a las familias de la Comunidad de Madrid y, en casos extremos, fomentando las okupaciones.