La gimnasta Adelina Fominykh se ha sincerado sobre su experiencia en el deporte de élite: «Quiero dar voz de la importancia de nuestra salud mental»
La decisión de Simone Byles de no disputar la final por equipos de gimnasia artística en los Juegos Olímpicos por estrés ha abierto un interesante debate: la salud mental en el deporte de élite. La gran exigencia para los atletas de alta competición no solo pasa por el rendimiento sino también por otros factores como el estado de forma o el peso, dos elementos que la gimnasta del Club de Gimnasia Rítmica de Leganés, Adelina Fominykh, conoce demasiado bien.
La gimnasta ha aprovechado el debate que se ha abierto para exponer su caso. Y es que la joven estuvo durante varios años compitiendo con la Selección Española pero un problema de inseguridad y ansiedad relacionado con su peso impidió que disfrutara y pudiera aprovechar la oportunidad. «Digo la verdad … probablemente he tenido oportunidades en llegar muy lejos pero algo que no tenía controlado, que era mi peso, me alejó de muchos sueños, porque nadie me ayudó», explicaba Adelina.
«Cuando era pequeña siempre he sido una persona de mentalidad fuerte y fría», comenzaba su relato en el que narra que en el momento en el que su cuerpo desarrolló comenzaron los problemas: «llegó un momento en mi vida en el que todo el mundo me presionaba con lo gorda que estaba y que no servía para la gimnasia rítmica». Un comentario que se repitió a lo largo de los años desde 2015 lo que terminó por hacer mella en la salud de la gimnasta.
«Mi físico es de una persona normal y el de la gimnasia rítmica es de ‘delgadita'» lo que hace que a día de hoy siga habiendo parte del sector que le envía ese tipo de mensajes. “En mi peor momento mi madre se hizo 6h en coche sin pensar porque pensaba que yo me iba a tirar por la ventana”, confiesa Adelina a quien se le ha hecho muy duro hablar de esta situación en público.
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Así, la gimnasta ha reclamado la necesidad de que se cuide la salud mental de los atletas puesto que ella siempre ha «querido pedir ayuda pero no la he encontrado». «Por parte del equipo técnico no recibí nunca ninguna ayuda para mejorar ese estado físico» por lo que llegó a hacer barbaridades como «no comer nada» y no asistir a los entrenamientos ante el miedo a la báscula.
A pesar de que confiesa que ha aprendido a gestionarlo, esta situación sigue afectando a la gimnasta a día de hoy, «obsesionada» con el peso: «cuando llega una competición no me entra ni hambre, porque sé que hay jueces, entrenadoras, y no quieres mostrar que estás mal físicamente porque van a hablar».
En este sentido, Adelina ha recordado que «al igual que yo me refiero en el peso que es el principal tema, si hay algo que hace comerte la cabeza es que no está yendo bien». Por ello, ha insistido en lo importante que es que «nos cuidemos físicamente pero nunca nos olvidemos de la cabeza, nuestro principal motor que nos hace ser nosotros mismos».