FÚTBOL. PRIMERA DIVISIÓN. JORNADA 37. El Club Deportivo Leganés pierde en el último partido de la temporada en Butarque frente a un Espanyol que fue superior. Lunin, soberbio en la tarde del domingo, evitó una mayor goleada para un Leganés pobre en ataque y sin ideas.
Aficionados del Lega, en los aledaños de Butarque durante la previa. Leganés Activo Los más pequeños, protagonistas del último domingo en Butarque. Leganés Activo
Siempre nos han dicho que lo importante no es el final, sino el camino que uno va labrando. Pero a todos nos gusta un final feliz. Que no sea un simple final. Que sea el final, clímax y homenaje a un laborioso recorrido lleno de adversidades. En la tarde del domingo, en Butarque se entonaba uno de esos hasta pronto que mezclan la necesidad de descanso con una nostalgia desmesurada que busca su alivio en el desierto veraniego.
Butarque debía hoy despedir una temporada con idas y venidas. Probablemente, la más trepidante desde el comienzo de esta andadura en la élite. El equipo, que nunca había pisado puestos de descenso, ostentó durante semanas el farolillo rojo de la categoría y hoy, en el balcón del final del campeonato doméstico, presume de una cómoda 13ª posición. Quién lo diría. Tras lograr una dulce permanencia en tierras andaluzas, los hombres de Pellegrino se citaban por última vez en su feudo contra un Espanyol con la mirada puesta en Europa.
Inicio sin ocasiones en Butarque
El empuje de los pericos protagonizó los primeros compases de encuentro. Dominaron el balón y la iniciativa en ataque, pero no podían con un Leganés que no iba a ceder en su feudo ni siquiera en el último choque. El control no se materializó en ocasiones claras. Las tentativas visitantes pasaban por Borja Iglesias, que no terminó de conectar con sus compañeros, y por parte de los pepineros las mejores ocasiones pasaron por las botas de Juanfran.
El Leganés fue poco a poco adelantando las líneas ante la frustración de un Espanyol que tenía el balón pero no la fortuna para adelantarse en el marcador. Los de Pellegrino, bien situados en la línea defensiva, centraron su actuación en los carrileros, que hicieron kilómetros por las bandas para dotar a los delanteros de ocasiones de gol. Vesga y Óscar, que entraron en el partido desde el pitido inicial, no dejaron de correr durante el primer acto, pero la conexión con los arietes fue motivo de análisis de cara a la segunda mitad.
La defensa se despistó e Iglesias no perdonó
La crueldad de un buen trabajo es que te pueden golpear cuando tengas la guardia baja. En un despiste de los centrales pepineros, Wu Lei tiró de velocidad para colarse entre la zaga y disparó. Lunin, que se estiró para hacer una gran parada, no pudo evitar el rechace de Borja Iglesias. Los defensores locales se desentendieron del «panda», que remató a placer para poner el 0-1.
Tras el gol de los pericos, los de Pellegrino no cambiaron la tónica de su juego y siguieron probando a los catalanes desde las bandas. Mayor complicación fue la expulsión de Bustinza al borde del descanso, tras un choque con uno de los atacantes pericos. Con un jugador menos y por detrás en el marcador, Pellegrino tuvo que hacer mucho trabajo durante los quince minutos de tregua.
El Lega resistió sin premio
Los de Pellegrino no bajaron los brazos y supieron sufrir y hacer sufrir. Arriesgaron porque, al final, no les quedaba otra y pusieron en apuros a los pericos de la misma forma que los catalanes sacaron gotas de sudor a los pepineros, pero Lunin estuvo fino en todas las tentativas del equipo de Rubi.
Daba la sensación que, con uno menos, el Leganés estaba jugando mucho mejor que en la primera mitad. Pero faltaba lo de siempre. Ese gol que nunca llega. Faltaba la pólvora que dinamitase la zona del último pase, esa que sentencia las jugadas. Los cambios no llegaban y el Lega seguía vivo gracias a las intervenciones de un Lunin estelar.
Un Lunin que no pudo, sin embargo, evitar el segundo gol de los pericos. Tras una falta dentro del área a Omeruo, que no protestó, Borja Iglesias marcó desde los once metros sin que el ucraniano pudiera hacer nada en esta ocasión. Los de Pellegrino se encontraron el partido cuesta arriba a la altura del 70′, pero tampoco estaban mereciendo mejor fortuna. Pobres en ataque y sin ideas, tuvieron las ganas pero no el talento para meterse en el encuentro.
Los cambios llegaron demasiado tarde y no influyeron en el juego pepinero, que no pudo hacer nada para evitar la derrota perica. Varios jugadores fueron bajando los brazos y Lunin evitó daños mayores.
El Alcoraz y punto y final
Tras la derrota en Butarque, la cuarta de la temporada (se dice pronto), los jugadores de Pellegrino hicieron caso omiso al tropiezo y completaron su vuelta de honor para celebrar una permanencia labrada con mucho trabajo y esfuerzo durante la toda la temporada. Ni clímax, ni homenaje. Desde luego, sí hubo alegría y orgullo. Es lo normal con este equipo. 45 puntos a falta de una jornada. Todavía queda una visita a tierras oscenses. Después, a pensar en la 2019/2020. El listón, poco a poco, va subiendo, y esa es la noticia.