Los mensajes de preocupación sobre la inseguridad en este barrio de Leganés se amontonan en las últimas fechas. Reyertas, ‘simpas’ o robos en vehículos forman ahora parte del día a día de un vecindario que quiere cortar de raíz esta tendencia.
No ha habido una sola semana tras el final del estado de alarma en la que los vecinos del barrio leganense de Arroyo Culebro no hayan denunciado altercados de los jóvenes de la zona. La vuelta a las calles se ha tomado con demasiadas ganas por grupos concretos de jóvenes que han protagonizado peleas a plena luz del día, salidas a la carrera de bares sin pagar o desvalijamientos en coches estacionados en la zona. El vecindario quiere acabar con esta tónica y se han sucedido las llamadas a la policía, aunque sus actuaciones quedan limitadas en algunos casos por la falta de responsabilidad de los denunciados al ser menores de edad.
Una vez más, los pepineros han utilizado las redes sociales para plasmar que sus denuncias no se tratan de hechos aislados. Las publicaciones sobre los problemas causados por ciertos grupos de jóvenes en Arroyo Culebro se suceden acompañados de mensajes que corroboran la problemática vigente. El hartazgo de los vecinos es palpable y alzan la voz para que todas sus quejas sean escuchadas y encuentren cobijo en el marco de la legalidad.
El verano arrancó en el barrio con un firme grito de ‘basta’ dirigido a un trío de jóvenes delincuentes que ha sido observado en repetidas ocasiones robando en turismos con las puertas mal cerradas o directamente después de romper alguna de las lunas. Según denuncian los mismos residentes que han grabado los hechos, ya denunciados en comisaría, estos robos llevan años prolongándose en el tiempo sin encontrar remedio alguno. Ni siquiera las advertencias desde las ventanas han logrado poner freno al impulso de meter la mano en las pertenencias ajenas.
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Tal es así que los afectados encontrados tras un único comentario al respecto se cuentan por decenas. Algunos de ellos, inclusive, han sido víctimas en repetidas ocasiones mientras sus vehículos se encontraban estacionados.
Tampoco están libres de la amenaza los hosteleros y comerciantes. El consumo en las terrazas de bares y restaurantes tras el confinamiento ha traído de vuelta el tradicional ‘simpa’ que pone una losa más sobre la delicada situación del gremio. Varios dueños de locales de Arroyo Culebro se han convertido en víctimas de estas huidas a la carrera sin hacer frente a los gastos de las consumiciones. Quieren ser escuchados, alertar a sus compañeros de profesión del peligro, piden denunciar cada uno de estos actos vandálicos y, sobre todo, que no queden impunes.
A los hurtos y los impagos, en última instancia, se ha sumado un aumento de la violencia física entre algunos grupos de adolescentes. Nuevamente vecinos de este barrio se han visto sorprendidos en las calles, incluso a plena luz del día, por reyertas con varios jóvenes implicados en las que la opción más sensata ha sido alejarse y hacer una llamada a la policía. No obstante, las intervenciones policiales en los casos en los que hay menores implicados quedan sumamente limitadas por la ley, por lo que hacen un llamamiemto a los progenitores para establecer cierto control en el comportamiento y la educación de sus hijos.
Tras estos enfrentamientos, el mobiliario urbano y algunos portales de la zona terminan siendo daños colaterales. Las cabezas revolucionadas de los jóvenes después de estas peleas terminan tomándola con el primer objeto a su paso, propinando golpes que llegan a causar desperfectos evidentes.
Arroyo Culebro se resigna a aceptar el contexto de delincuencia juvenil que parece ganar peso estas últimas semanas. Los vecinos no quieren que se mire hacia otro lado ante ningún acto vandálico y se plantan en contra de quienes están fomentando la sensación de inseguridad en la zona.