Los ictus se convierten en un factor de riesgo para la COVID19

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El ictus es la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto y la segunda causa de demencia.

El Ictus o infarto cerebral es una de las enfermedades que causan mayor mortalidad en España, por ello el 29 de octubre, día mundial del Ictus, se trata de concienciar sobre esta enfermedad tan conocida y desconocida al mismo tiempo por la población general. El Ayuntamiento de Leganés encenderá las fuentes y edificios de color naranja. 

La web especializada en salud, deporte y alimentación Cortaporlosano.com, ha realizado un estudio sobre los ictus en la población española por el día mundial del Ictus. La edad media de personas afectadas por un Ictus es de 74 años, pero eso no indica que solo las personas de avanzada edad puedan sufrirlo, en los últimos años se ha visto incrementado el número de jóvenes afectados por un Ictus. Factores de riesgo como consumo de sustancias nocivas, o la dolencia más común de los países desarrollados, el estrés, están siendo los desencadenantes de una afección temprana de la enfermedad.

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Con la llegada de la pandemia COVID-19 en el mundo, una sociedad no preparada para afrontar un encierro de larga duración en los hogares y las situaciones personales derivadas de la paralización de la actividad económica en España, han visto aumentar a su vez el número de casos de Ictus en el groso de la población, siendo de nuevo las personas entre 20 y 50 años las que más han aumentado en las estadísticas.

Los últimos estudios médicos han indicado como haber padecido un Ictus aumenta la probabilidad en 3 veces de sufrir consecuencias muy graves al contraer COVID 19, pero por el contrario no hay un número significativo de relación directa de poder tener posibilidades de sufrir un Ictus tras el COVID19. En cambio sí que los hospitales han detectado más casos de Ictus detectados tardíamente a causa de la pandemia: las personas no se fijan en otras dolencias más allá que las del COVID, dejando de lado las dolencias leves previas a un Ictus. Esto ha dado como resultado un mayor número de Ictus tratados tardíamente y por tanto, con más secuelas para el paciente.

¿Qué consecuencias tiene un Ictus no detectado a tiempo?

Desde la pérdida de funciones motoras hasta la muerte, son las consecuencias de una detección tardía de un Ictus. En este grupo, nos encontramos principalmente a la gente joven, personas que por su edad no lo atribuyen a una enfermedad generalmente asociada a personas de edad avanzada. Los médicos advierten sobre esta situación, la ventana de actuación frente a un infarto cerebral es de unas horas, acudir tarde a la atención médica puede suponer la muerte del paciente.

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La edad es una de las razones principales por la que los jóvenes no se preocupan, pero también la “generalidad” de algunos de los síntomas de este como son el entumecimiento, la debilidad y la dificultad para ver o hablar hacen que las personas menores de 40 años no se planteen acudir a la asistencia sanitaria. Cerca de un 70% de los casos de Ictus, no son tratados en una unidad especializada en las cuatro primeras horas desde la detección, lo que supone entre un 20 y un 30% menos de posibilidades de una recuperación satisfactoria para el paciente.

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