El juego político, la gestión y los tecnicismos sobre La Cubierta de Leganés nos contagian más Ómicron (Covid 19) que espíritu democrático
Desde marzo del 2020 la diversión había sido mermada por las pautas sanitarias contra la propagación pandémica de la Covid-19. Unas normas que han sido modificadas al antojo del político/a de turno que daba la imagen de que detrás no había expertos/as, sino intereses económicos y cuestiones identitarias. Una problemática que se veía dentro de cada cepa, de cada variante.
Unos cambios legislativos, que junto a esa “fatiga pandémica” colectiva ha desarrollado el hartazgo mayoritario ocasionando una necesidad grupal de volver a convivir y a pasarlo bien.
Por ello, a principios de 2021 y sin variante Omicron de por medio se anunció la vuelta de un festival de música para el 1 de enero para celebrar la entrada de año con música tecno-house en La Cubierta de Leganés ante esa necesidad de volver a colectivizar esa diversión mermada por las normas sanitarias para combatir la pandemia. Pero, con el paso de los días la variante “Oritron”, como dijo Paz Padilla, hacía que la curva de contagios se volviera más empinada que la cuesta de enero pasando de ser un “país ejemplar” contra la lucha contra la Covid-19 a tener una de las incidencias más altas.
Tras ello, parte de la oposición de Leganés se opuso de forma tajante al festival criticando, en pleno inicio de Ómicron y viendo los datos al alza, que era una irresponsabilidad hacer dicho festival por lo que exigían responsabilidades. Unos días después, la presidenta de la Comunidad de Madrid anunció la “prohibición”, eso sí, en ”libertad”, de las macrofiestas de Nochevieja para frenar el contagio mientras que el Ayuntamiento de Leganés expresaba que no era responsabilidad suya hacer nada y ponía la pelota encima del tejado regional.
Hecha la ley, hecha la trampa
Ayuso no anunció una política real de contingencia contra el virus, sino que anunció una prohibición a medias para aquellos espacios que no estaban habilitados para ello, es decir, que lo que conocemos como “ocio nocturno” quedaba fuera. A su vez, miembros de la corporación echaban la culpa a Ayuso y declaraban que La Cubierta tiene la licencia de sala de espectáculos siendo un recinto multiusos, y no podían hacer nada, por lo que el recinto quedaba exento de dicha “norma” de excepción.
Lo que sorprende de todo esto, es que el propio consistorio ha hecho la primera acción divulgativa en época Llorente de forma efectiva, sin entrar al trapo de forma política sobre la opinión al respecto. Una falta de valoración que ha conllevado que la imagen del consistorio sea defenestrada en las televisiones generalistas ante la falta de previsión de ambas partes, la del gobierno regional y las del gobierno local, siendo más una guerrilla entre quienes tienen la potestad para actuar.
La ley regula licencias de “espacios multiusos” como “locales o recintos, cerrados, cubiertos o parcial o totalmente descubiertos, dotados de espacios especialmente dispuestos para poder reunir al público a fin de realizar espectáculos y actividades recreativas artístico-culturales, así como fiestas populares.” diferenciando muy concretamente con la licencia de “Discotecas y salas de baile” o el de “sala de conciertos”. En este caso, la ambigüedad de la norma junto a las cualidades técnicas del evento (venta de alcohol, música, etc) hacen dudar sobre la finalidad del recinto. Datos que el consistorio no ha dado, pero si La Cubierta tiene todas las licencias, ¿qué licencias tiene?
Cabe recordar que hace un par de meses se celebraba, en esas fiestas criticadas por hacerse fuera del barrio de San Nicasio, conciertos centralizados en La Cubierta pero en aquella ocasión ¿era una sala de conciertos o en una sala de baile?
Además en enero de 2020 se clausuraron locales en el exterior de La Cubierta por incumplir las licencias obtenidas. En este caso, primero, ¿por qué primero no ha habido una valoración política por parte del equipo de gobierno antes de la realización del evento? ¿por qué se ha lanzado tan rápido en echar la culpa a Ayuso con la excusa técnica? tercero, como causa efecto ¿Por qué el consistorio y la comunidad no retira la licencia de sala de fiestas a La Cubierta en virtud la Ley 2/2021, de 29 de marzo, de medidas urgentes de prevención, contención y coordinación para hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19? como afirmaba el reportaje en EL PAIS, no se respetaba la distancia ni se “vigilaba” para que se usaran las mascarillas, y por último ¿entonces el Ayuntamiento considera la Nueva Cubierta la gran discoteca de Leganés de gestión indirecta con lo que ello conlleva?
Esa falta de transparencia sobre lo que engloba a La Cubierta chirría y cuando el río suena, ya sabemos lo que ocurre. Esta vez las quejas vecinales no fueron suficientes creándose un drogódromo, tal y como afirma EL PAIS, además de crearse una irresponsabilidad de 10.000 posibles contagios y no se cuantos miles más de propagación, al saberse que entre los asistentes había gente con contacto estrecho con infectados.
A nivel social nos estamos mereciendo más medidas y más duras al no darnos cuenta de las responsabilidad que tenemos, pero con una clase política miedosa por los sondeos y los inminentes comicios, ¿qué podemos pedir?
Hagan algo. Dejen de actuar como niños de prescolar de una vez entre la Comunidad y el Ayuntamiento, y recuperen La Cubierta. Pónganse del lado del interés general ya que esos contagios y esas posibles muertes adyacentes estarán en sus curriculums por permitir la «rave de la muerte«.