En Cicatrices de la Infancia, el autor combina el retrato psicológico con la novela negra. El de Leganés ha vuelto a recurrir a «su amiga psiquiatra»
«Cuando empecé a escribir el libro pensé en Gabriel, un chico con problemas emocionales, con una infancia dura. Esta novela es el desarrollo psicológico de ese personaje». Diego Ruiz es fotógrafo y capta imágenes. Como todo escritor. La de su nueva obra es un hombre marcado por recuerdos de niñez, por su relación con una asesinada, Martina Acosta, y por cómo el conjunto de la sociedad es capaz de condenar a un individuo sin apenas conocerlo.
La trama de Cicatrices de la Infancia descansa en la relación entre Gabriel Fonseca y Martina Acosta. Junto a ello, tenemos una novela negra, la historia de un crimen, y un mosaico de voces que completan el cuadro. En el ir combinando las visiones de muchos personajes en torno a un mismo hecho va el objetivo de este fotógrafo metido a escritor, de Diego Ruiz. «Soy un amante de la literatura. Me gusta que me cuenten historias, y sobre todo, contarlas». En Cicatres de la infancia, el escritor leganense trata de contar la de Gabriel Fonseca, que no es poco.
La editorial Atlantis publica la segunda novela de Diego Ruiz. Puede adquirirse en la página web del sello, en Casa del Libro y en Amazon. Hay que decir que en la anterior, en Sombras del Pasado, nos confesó un secreto: recurre con una frecuencia a una amiga psiquiatra para cincelar mejor la psicología de los personajes. Así se lo contó a Leganés Activo hace un año. «Quería reflejarlo todo de una manera muy real», dijo entonces Diego Ruiz.
Vuelve el truco en esta novela. Hace un mes, el autor presentó el libro junto a ‘Bego’: «Ella, que es una profesional», señaló Ruiz, «me ha ayudado mucho para que todo sea real. Al final lo que sostiene a un libro es que sea creíble». La fe del leganense en esta psicóloga impregna todo el libro.
Los proyectos de un joven escritor
Cicatrices de la infancia ha alcanzado ya su segunda edición. Apenas lleva un año en el mercado. Diego Ruiz es un voz emergente, un autor con todo por hacer. A sus 33, dice que ser fotógrafo le ayuda mucho, porque «hay que ser capaz de observar y ser crítico con lo que nos rodea» y hay que «captar» hasta el más «mínimo de detalle» para que la historia sea verosímil.
Así trabaja un artista de la cámara. Y así piensa seguir Diego Ruiz, que seguirá hablándonos de este libro atravesado por fogonazos de la infancia, y que ya divisa en el horizonte su nuevo proyecto. Comenta que esta trabajando en la historia de «un adolescente que conoce a una bruja en un pueblo costero». Pero de momento tenemos Cicatrices de la infancia, su nueva obra.
