«Es inexplicable la felicidad y la tranquilidad que siento hoy», asegura Marita, una joven de 31 años con la que hablamos hace escasos meses, que vivía de okupa con sus tres hijos ya que a pesar de tener dos trabajos no tenía dinero suficiente para hacer frente a un alquiler de mercado. Hoy ya tiene concedido un alquiler social con la SAREB en San Nicasio. «Mis hijos están felices porque ya no se irán a otro cole y no van a tener ningún cambio en sus vidas».
«Para mi supone lo máximo», nos explica Paula, madre soltera quien estuvo a punto de ser desahuciada, y que ha aprovechado este jueves para tomarse el día libre en el trabajo y celebrar con sus dos hijos la grandiosa noticia: también tiene un alquiler social. «Llevo una semana con una mezcla de emociones», asegura, «es poder hacer planes para cualquier cosa, no tener esa intranquilidad de recibir una notificación del juzgado en cualquier momento».
En la misma situación también están Laura y su familia. En su caso, tanto ella como su marido perdieron el trabajo en la pandemia y pudieron okupar, con ayuda de sus vecinos, un piso en el mismo edificio en el que vivían. Ahora, tendrán una vivienda de la SAREB con un alquiler acorde a sus ingresos. «Me puse a llorar cuando me llamaron el otro día y, bueno, en el trabajo me preguntaron que si me había pasado algo malo o que si me había tocado la lotería y les dije que mucho mejor que la lotería, ¡la lotería no compra esta tranquilidad!».
Se trata de tres pisos gestionados por la SAREB quien ha negociado los alquileres en función de las necesidades y los ingresos de cada una de las familias y que rondan los 120 € y 200 €. Los contratos son de una duración de 7 años aunque cada año se revisarán para vigilar si la situación de las familias sigue siendo la misma. En caso de que cambie, las condiciones del alquiler también lo harán. Para las familias ha supuesto un alivio y todas coinciden en agradecer a la PAH la negociación directa con la SAREB.
«Si nosotros hemos conseguido esto, el Ayuntamiento imagínate lo que podría conseguir«, sentencian desde la PAH, que han puesto en valor el trabajo de los empleados de Servicios Sociales pues son los autorizados a dar informes de vulnerabilidad que certifiquen la situación de cada familia. «Estos informes han jugado un papel vital», remarcan. Sin embargo, más allá de esta colaboración, no se ha dado ningún apoyo a las familias por parte del Gobierno socialista.
Decenas de familias esperando vivienda social
Madres solteras con hijos a cargo y trabajo precario. Este es el perfil más repetido de solicitantes de vivienda social. La escasa nómina y los elevados gastos para mantener a sus hijos les impiden en muchas ocasiones salir adelante: si tienen, la vivienda se come la mayor parte de sus ingresos y no les queda para comer teniendo que acudir a bancos de alimentos; si no tienen, el dinero lo destinan a comer y el techo lo encuentran de una patada.
En los tres casos, los pisos okupados eran propiedad de entidades financieras, incluida la propia SAREB, igual que el noventa por ciento de los casos de okupación gestionados por la PAH. Desde la PAH, se pide que sea el Gobierno local, a través de los Servicios Sociales, quien negocie para aportar a estas familias un alquiler acorde a sus ingresos, es decir, un alquiler social.
La SAREB cuenta con casi un centenar de pisos vacíos en Leganés los cuales buscan destinarlos a alquiler social. «Tenemos un programa firmado con varios ayuntamientos para destinar estas viviendas a fines sociales, a familias que están en una situación difícil y no pueden permitirse una vivienda de mercado«, nos explican desde la SAREB. Este programa lleva años en marcha y ya han firmado convenios con otros ayuntamientos para coordinarse con Servicios Sociales, pero Leganés no se ha puesto en contacto con ellos. «No hemos tenido ninguna llamada de Leganés», sentencian. Ante esto, ha sido la PAH la que ha tomado las riendas de estas negociaciones aunque espera que esto sólo sea temporal: «el Ayuntamiento tiene que hacer su trabajo y velar por estas familias».