Son las 11 y media de la mañana. El sol nos da una tregua y calienta en la explanada de San Nicasio donde quedamos con los miembros de la asociación Cuña Verde. Poco tiempo tardan en aparecer dos perros con gran porte y mucha energía tirando de sus dueños. Son Lucky, un pastor alemán, y Gala, pastor belga Malinois, dispuestos a trabajar. Después de saludarles cariñosos, se preparan para empezar su labor: rastrear mascotas perdidas.
«Les ponemos el arnés de trabajo porque para ellos es un interruptor», explica Óscar mientras cambia a Gala. La pastor alemán que tanta energía había mostrado se calma y mira a su guía feliz. Tranquila, se sienta y espera las instrucciones. Lucky, en cuanto ve la correa de más de cinco metros de trabajo, no puede ocultar su felicidad. Espera paciente a que le pongan su uniforme de trabajo y comience la jornada.
Buscan a Bob, un perro perdido en Leganés
«Bob perdido. Muy asustadizo, no perseguir, no intentar coger». Esto se puede leer en los carteles que están copando Leganés desde la primera semana de febrero. La familia está desesperada y los voluntarios de Cuña Verde ayudan a la búsqueda. «Llevamos 25 días sin que nadie le haya visto y, con lo asustadizo que es, creemos que estará escondido en alguna parte», asegura Luisa, familia del perrito.
Se trata de un perro de tamaño mediano, pelo largo negro con perilla y pecho blanco. Un mestizo que salió corriendo el 1 de febrero. «Estaba paseando en el barrio de Zarzaquemada y ante una situación de pánico se salió del arnés y se fue corriendo. Estuvo dos horas desaparecido y aunque volvió a la zona, la intentaron llamar y se fue corriendo», recuerda Luisa.
Desde entonces, ha habido varios avistamientos del perro pero ninguno de ellos por parte de su familia. Por ello, tras varios días acudiendo ellos mismos a la zona del descampado cercano al CEIP Miguel de Cervantes y al barrio de los ríos, decidieron llamar a la asociación Cuña Verde, expertos en rastreo y búsqueda de mascotas perdidas, ya sean perros y gatos. Así comenzó la búsqueda de rastreo apenas una semana después de la desaparición: «había mal tiempo y la lluvia borró un poco el rastro pero Gala encontró el olor de Bob».
Un rastreo de horas
Para buscar el rastro del perro perdido, Gala y Lucky, dos de los perros voluntarios de la asociación, huelen una prenda de él e inmediatamente se ponen a buscar. Ambos pastores comienzan a rastrear el suelo en busca de algún tipo de olor que les recuerde a la prenda que acaban de oler. «El rastro de un perro puede quedar hasta dos días, pero hay cosas que juegan en nuestra contra como el viento o la lluvia. Eso borra el rastro», explica Óscar.
«Empezamos el rastreo desde donde se perdió y Gala obtuvo un rastro», añade. Sin embargo, después de varios kilómetros perdieron el rastro en el Parque de Las Presillas de camino a Alcorcón. «Tuvimos que dejarlo porque se hacía de noche», explica. Ahora esperan a que haya un avistamiento para poder retomar la búsqueda. «Siempre es mejor tener un sitio de donde partir y no ir a ciegas o por instinto como hemos ido hasta ahora. Así seguro que los perros encuentran el rastro».
Para poder obtener una pista de su paradero, la familia de Bob ha empapelado con cartelería todo Leganés, Alcorcón y parte de la zona sur. Además, hay un grupo de WhatsApp de voluntarios que mantienen los carteles visibles y se hace un trabajo en redes sociales. «Hemos hablado también con las alimentadoras de colonias felinas por si vieran algo raro o al perro perdido», añade Silvia.
«Al ser tan miedoso, el perro se mueve por zonas donde no hay gente: parques por la noche, campo abierto...», explica Luisa, miembro de la familia de Bob. «Creemos que puede estar en un sitio donde esté cubierto y que pueda encontrar comida y sobre todo animales porque se llevaba bien», añade. Por eso, hacen un llamamiento a todos los vecinos de la zona sur de zonas más alejadas del núcleo urbano para que alerten si le ven. Eso sí, debido a su miedo, si lo ves, no intentes cogerle, simplemente avisa a los teléfonos del cartel.