Leganés tuvo dos grandes héroes (o mártires) en el 2 de mayo de 1808, Julián y Leandro Rejón. Ambos fueron ajusticiados por las tropas francesas debido a su implicación en el levantamiento del pueblo durante las revueltas. Figuras que están olvidadas por la mayor parte de los vecinos de Leganés y que han tomado vida en estos días.
En el 216 aniversario del levantamiento del 2 de mayo, Julián y Leandro Rejón han vuelto a las calles de Leganés. Concretamente, a la Ermita de San Nicasio donde descansan sus restos. Un lugar al que el alcalde de Leganés, Miguel Ángel Recuenco (PP) llevaba una corona de flores en homenaje a los caídos. Para el primer edil, los hermanos Rejón «representaban el carácter de Leganés: humildad, trabajo y rebeldía ante las injusticias por la falta de libertad».
La historia de los hermanos Rejón
Julián y Leandro han ‘recordado’ su historia. Todo comenzó cuando un 2 de mayo de 1808, lo que era un lunes normal, acudieron al Mercado de la Cebada junto a una veintena de hortelanos de Leganés más. Allí hubo un revuelo, «y cuando nos enteramos que saltó la revolución, cogimos lo que pudimos y con ellos».
Y es que, aprovechando el foco de la revolución en Madrid y que las tropas del acuartelamiento de Saboya fueron llamadas a dar refuerzos, los pepineros se levantaron. «Cuando volvieron, les quitamos los fusiles, los uniformes… ¡les dejamos hasta en cueros!», bromeaba ‘Leandro’. Como parte de esta revolución, Julián, de 24 años, y Leandro, de 33, fueron arrestados y fusilados el día 5: «dijeron que si nos presentábamos nos absolverían… pero no». Mientras que Leandro no dejó hijos, Julián dejaba dos.
Un fusilamiento recordado en la Plaza Mayor
La recreación histórica fue fiel reflejo de lo que ocurrió. Y después de que los hermanos recordaran que fueron apresados y estuvieron varios días siendo torturados por participar en la revuelta, alertaban de que las tropas francesas estaban en la plaza. Tras salir corriendo, los franceses los apresaban y se los llevaban a rastras a la Plaza Mayor.
Después de lanzar unas salvas en recreación de la revuelta, comenzaba un trayecto en el que los hermanos Rejón eran acompañados por hortelanas, la compañía de música de Protección Civil y la Asociación Fénix de la Esperanza, así como regimientos de franceses marchando. Al llegar a la Plaza Mayor, los hermanos eran subidos al escenario y, frente a ellos, de espaldas, formaban las tropas francesas que lanzaban salvas en recreación del fusilamiento. «Madrid no tiene nada, y lo tiene todo. Viva la libertad, viva Madrid, viva Leganés», eran las últimas palabras de los héroes de Leganés.