Leganés volvió a ver a Jesús Nazareno, Santísimo Cristo de la Pasión y el Descendimiento junto a la Virgen de la Soledad. Galería de fotos completa en el interior.
Y llegó el gran día. Después de dos años sin Semana Santa, Leganés disfrutó durante estos días de las grandes celebraciones en homenaje a la Pasión y Muerte de Jesucristo, incluido su día grande: la Procesión Mayor que tuvo lugar el Viernes Santo. Los cinco pasos principales de la ciudad salieron a las calles de Leganés para alegría de los devotos que se apostaron a lo largo del camino y aquellos que quisieron acompañar a los pasos por su recorrido.
La Villa de Leganés esperaba ansiosa a sus imágenes, incluso una hora antes ya se podía ver cómo la gente se agolpaba por las calles. Entre nervios, los cofrades, que tras dos años de pandemia volvían a sus queridas tradiciones, se coordinaban para trabajar todos a una para poder celebrar la muerte y resurrección de Nuestro Señor. Entre las rendijas de la verja de la Iglesia, aún en obras, se les podía ver preparándose.
Puntualmente, a las 20.30 horas todo su puso en marcha. Tres de los pasos se encontraban preparados en el interior de la Parroquia San Salvador mientras la Virgen de la Soledad, llegada desde la Parroquia de Nuestra Señora de Butarque, esperaba paciente en la puerta. Eran momentos de recogimiento y silencio en los alrededores del pórtico principal. El cielo -que respetó todo el recorrido- comenzaba a anochecer cuando se pudo ver el primer paso salir.
Los nazarenos sacaban con gran esfuerzo por el pórtico principal esas obras de arte de gran tamaño: tanto sentimental como en dimensiones. Bajo la atenta mirada de los asistentes y la Virgen de la Soledad, salían las tres imágenes: Jesús Nazareno, Santísimo Cristo de la Pasión y el Descendimiento, bajo un emotivo aplauso de los feligreses. Una vez fuera, se podía ver esa emoción de hacer cumplir las promesas que llevaban más de dos años paralizadas.
El recorrido arrancó en la calle La Fuente para acudir a la Calle Jeromín, Plaza de París, Calle Mediodía y llegar finalmente a la Plaza Fuente Honda. Una primera parte donde no faltaron las saetas espontáneas en mitad del recorrido, que hicieron despertar las emociones, ya a flor de piel, de los devotos que permanecían en la calle, rompiendo en aplausos con cada canción. Desde allí se acudía de nuevo a la Plaza España y, finalmente, los pasos regresaron en aplausos al interior de la Parroquia San Salvador, lugar donde todas -excepto la Virgen de la Soledad- esperarán resguardadas a la próxima Semana Santa.
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