Nos levantamos la mañana del domingo con la noticia, a través de un whatsapp del entrenador de nuestro hijo, que se suspenden los entrenamientos por, al menos, una semana por reformas en el Pabellón Olimpia, sin ninguna solución por parte del ayuntamiento para los clubes que allí se ejercitan, dejando no solo sin lugar donde entrenar si no también sin cancha que ofrecer como locales, con el riesgo de darse el partido por perdido sin ni tan siquiera jugarse.
Entendemos que toda instalación ha de tener un mantenimiento, pero para evitar estas incidencias disponemos de algo que llamamos planificación y parece ser que desde las instancias municipales no conocen.
Durante esta legislatura el gobierno local ha tenido al menos tres veranos para acometer dichos trabajos con el menor perjuicio de los usuarios, ya que en estas fechas la actividad es mínima. Claro, muchos meses antes de unas elecciones y el electorado igual no recuerda que se realizaron, mejor las realizamos unos meses antes, en plena competición, que sirve más a mis intereses políticos que a las aspiraciones deportivas de niñ@s, jóvenes y adult@s.
Dejar sin entrenar y competir a finales de enero es mutilar el esfuerzo realizado durante la temporada en un momento crucial de la liga regular, jugándose el pase a las siguientes fases. Nada importa, si me sirve de propaganda fácil para mis aspiraciones políticas.
No vamos a valorar si las legislaturas son largas o cortas, son lo que son, y hay que realizar las labores necesarias a lo largo de la misma. Pero nos olvidamos de las necesidades de los ciudadanos durante más de tres años, y meses antes de las elecciones asfaltamos, construimos megalómanos parques infantiles o reformamos las instalaciones deportivas, arrasando en este caso el esfuerzo que durante meses han hecho nuestr@s deportistas. Eso sí, el día del deporte me hago la foto paseándome por el Polideportivo Carrascal.
Hacen y deshacen por puro interés político (o personal que viene a ser lo mismo) sin dar muestras de empatía (también carecen de ella los psicópatas), sin pararse a pensar en lo que arrollan a su paso, que parezca que hago por ellos lo que hago por mí, o por mi partido que también me vale.
Lanzo esta reflexión a la vez que los padres y clubes nos organizamos para que los niños sigan entrenando, en pleno enero y con una ola de frío a las puertas, en las canchas callejeras y a la intemperie para que continúen compitiendo. Eso sí, el partido como local habrá que darlo por perdido, ya que la Federación Madrileña de Baloncesto exige unas normas mínimas para disputar un encuentro. Reitero el recordatorio de que te echan de las instalaciones sin una reubicación temporal. Cerca de tres semanas de inactividad por las vacaciones navideñas y una semana después de la reanudación este cerrado por derribo.
¿Quién gestiona tal despropósito?
Todo esto en un afán propagandístico para que no les levantemos de “su” escaño. Hemos visto imágenes de los desfiles de Nuremberg, pero en ocasiones se nos olvida que los actos de propaganda se siguen utilizando al antojo de aquellos que elegimos para que “gobiernen” nuestro barco, al parecer al pairo.
