Tres años de espera y un ciclón de emociones han merecido la pena para Mar Martín. «Recordar los últimos momentos de mi padre y lo que pasó después, evidentemente me ha removido. Ha sido doloroso emocionalmente. Pero siento alivio al pensar que alguien nos está escuchando, que alguien está tomando nota», confiesa a Leganés Activo la hija de Salvador Martín, uno de los primeros fallecidos a causa del COVID en la residencia de Leganés Norte, gestionada durante 2020 por la empresa Vitalia, ahora en el banquillo.
Tres años y dos procedimientos judiciales que se cerraron «en falso», sin escuchar a los familiares ni a los trabajadores, han tenido que pasar para que una jueza diera el paso para escuchar los testimonios de primera mano de los afectados en la sala del Juzgado de Primera Instrucción número 5 de Leganés.
Este miércoles era el turno de las cuatro últimas familiares llamadas a declarar. Entre nervios y tensión han entrado en la sala una a una para contar su historia y mostrar sus pruebas. En el caso de Mar, su padre, Salvador, fue uno de los 107 fallecidos en esta residencia a causa del COVID, una muerte rodeada de presuntas negligencias acreditadas por la familia: «mi padre murió el 18, pero el día 11 le dio un colapso y nadie le atendió».
Aunque doloroso, Mar reconoce que «merece la pena» revivir la situación ante una jueza «receptiva y cercana» si es para que se haga justicia. «Indemnización para mi no quiero, yo quiero que se condene a la empresa por su mala gestión, una sanción gorda para Vitalia», remarca a la espera de conocer cómo se desarrollará en esta ocasión el procedimiento. A la espera de conocer si las presuntas negligencias denunciadas quedarán castigadas.